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Teresa y Julia Cubas, hermanas que llevan toda una vida en El Hornillo. Cober
Una vuelta a la redonda

El Hornillo: el recóndito lugar que siempre mira al horizonte

Este rincón, situado en el punto más alto de Agaete, cuenta con unas vistas envidiables al paisaje natural

Lunes, 25 de agosto 2025, 23:40

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Riscos enormes, casas cuevas o vistas impresionantes al paisaje natural es lo que se encuentra cualquier visitante al llegar al recóndito barrio de El Hornillo, situado en el punto más alto del municipio de Agaete. Este barrio entra dentro del Paisaje Cultural de Risco Caído y las Montañas Sagradas, que se declaró en 2019 Patrimonio Mundial por la Unesco y que abarca unas 18.000 hectáreas entre los municipios de Artenara, Tejeda, Gáldar y Agaete. Esta condición provoca que no se pueda construir con facilidad en el lugar, ayudando así a conservar el medio natural y el ecosistema vecinal de la zona.

A día de hoy, El Hornillo se encuentra recuperándose del aparatoso incendio forestal de 2019, el cual sacudió una buena parte de la isla redonda, con más de 9.500 hectáreas afectadas, siendo el barrio una de sus muchas víctimas.

Teresa y Julia Cubas, hermanas que nacieron y se criaron en el barrio de El Hornillo, recuerdan ese momento con gran dolor. «Nos desalojaron y fuimos a la plaza de Caideros porque el fuego se encontraba muy cerca de nuestra zona. Nosotras salimos y creíamos que era por el humo, pero en la vida hubiéramos pensado que el fuego fuera a llegar hasta aquí», relata Julia entre lágrimas.

Imagen principal - El Hornillo: el recóndito lugar que siempre mira al horizonte
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Cuando estaban en la plaza del barrio galdense pudieron ver por la televisión como el fuego arrasaba una buena parte de su lugar en el mundo, causándoles un profundo dolor del que no se han recuperado a día de hoy. «Mi padre tenía unos animales y árboles plantados unos metros más abajo de nuestra casa y no quedó nada. Nos lo llevamos, en parte, para que no viera como se quemaba el trabajo de toda su vida y evitarle el sufrimiento. Lamentablemente el fuego nos arrebató todo», comenta Teresa. Ambas agradecen que el fuego no llegase a las casas pero a la vez lamentan que se llevase por delante el pinar que se encuentra delante de su hogar.

Una de las particularidades que tiene El Hornillo es la lejanía que tiene respecto a cualquier núcleo urbano, lo que provocaba que Julia y Teresa tuvieran que caminar más de media hora para llegar a la guagua y poder ir al instituto. Este hecho no solo supone desventajas, sino que aporta características únicas como son la tranquilidad, escuchar los sonidos de la naturaleza y respirar el aire puro que hacen que sea un lugar incomparable dentro de la isla redonda para acudir a desconectar y disfrutar de las hermosas vistas.

Estas particularidades generan que sea un lugar que cada año atraiga a miles de senderistas a disfrutar de las múltiples rutas que oferta. Una de las más famosas es la circular que parte desde el caserío de El Hornillo y pasa por El Sao, disfrutando mientras de las vistas hacia el barranco de Agaete. «Ahora han construido un refugio donde estaba nuestro colegio para que se queden los senderistas debido a la gran demanda que hay», indican las hermanas.

«Una gran parte de los vecinos del barrio tienen que dejar el coche a unos 15-20 minutos de su casa y caminar por una pasarela de madera hasta llegar a sus hogares», señala Teresa. Esto se debe a que es un poblado troglodita, donde todas las viviendas son casas cuevas, las cuales cuentan con la particularidad de que son más frescas en verano y más calientes en invierno. La carretera solo llega hasta el principio del barrio, por lo que una gran parte del trayecto lo deben hacer caminando entre los riscos característicos del lugar.

Fiestas en honor a Santa Teresa

Este atractivo provoca que muchas personas cada año, el tercer fin de semana de junio, se acerquen al barrio de la villa marinera a disfrutar de las fiestas en honor a la patrona del barrio, Santa Teresa. «Las fiestas duran solamente un fin de semana, pero lo vivimos de manera muy intensa. Se juntan cientos de personas y las guaguas llegan repletas de gente», indica Julia.

El día grande de las fiestas del barrio es en el que se celebra la procesión de la imagen de Santa Teresa, que se lleva a cabo siempre ese domingo. La Virgen se lleva a cuestas en los hombros por la pasarela de madera característica del barrio, con cientos de feligreses acompañándola, para terminar de nuevo en su ermita, que se encuentra justo en el centro del barrio.

El Hornillo a fuego en la sangre

El Hornillo corre por la sangre de Julia y Teresa, hecho que valoran y les genera un gran orgullo. Esto se debe a que sus padres, Victoriano Cubas y Margarita Gonzalo, se conocieron siendo tan solo unos críos en el barrio y terminaron enamorándose y casándose. «La misma historia de mis padres nos pasó a mi marido y a mí, ya que de pequeño jugábamos en el barrio y terminamos juntos», indica Julia.

Pese a que Julia se trasladó a vivir a Gáldar y Teresa a Ingenio por motivos laborales, desde que tienen un hueco «nos escapamos y venimos al barrio que nos ha visto crecer y donde encontramos esa tranquilidad».

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