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El milagro de vivir con 360 euros al mes

La Asociación Guaxayra, en Jinámar, es el sostén de 542 familias. Los repartos de la comida que recibe del Banco de Alimentos llegan a más de 1.400 personas de un barrio azotado por la pobreza y «discriminado» por los responsables públicos.

Luisa del Rosario / Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 20 de julio 2020, 06:25

Las cifras de la pobreza en Canarias tienen rostro y nombre. El de Guacimara, que tiene 34 años, tres hijos y un trabajo en el que «nunca» ha llegado a cobrar 500 euros. El de María del Carmen Mirabal, de 72 años, que sin perder la sonrisa pregunta que qué puede hacer con 360 euros al mes. O el de Ana Rosa Medina, de 59 años, con un marido y un hijo en paro y a la que el mes que viene se le agota la Prestación Canaria de Inserción (PCI).

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Las tres coincidieron el viernes en el reparto de comida de la Asociación Guaxayra. Un día «importante» porque llevaban sin leche más de dos semanas. Por eso, si en una jornada normal acuden 35 familias, con el reparto de leche después de tantos días desabastecidos esperaban el triple.

Basilio Hernández Armas es el presidente de esta asociación de vecinos. Lleva colaborando con Guaxayra desde 2009. «En estos momentos atendemos a 542 familias. Más de 1.400 personas», explica.

Vergüenza

Guacimara acudió con su novio. En realidad la ayuda, dijo, es para él. «Vengo porque le da vergüenza». Ahora su pareja no trabaja en nada. «Antes tenía para sus cosas», lamenta.

En casa de María del Carmen Mirabal el viernes olía a caldo de papas. «Le eché dos huevos que me dejó una vecina». Vive sola, y de los 360 euros que cobra deja en el banco 60 «para el préstamo y el teléfono». Con el resto paga agua, luz, «la funeraria», y después se va «remediando». La ayuda de su «comadre» le ha permitido este mes seguir cocinando. El día 26 se le acabó el gas y no lo puede reponer hasta que no cobre. «Mi comadre me dejó una plaquita y con eso voy», explica. Pero la crisis está superada ¿no? «Eso lo dicen los políticos porque ellos lo tienen todo solucionado. Los pobres tenemos que vivir con 280 euros. ¿Qué hago yo con eso?», añade.

Sin ingresos fijos

La mayor parte de las familias que recurren a Guaxayra carecen de ingresos económicos fijos. «Ponle que alguna cobre 200 o 300 euros, pero eso no le da ni para jabón. Son personas que están en una situación extrema. Todas vienen valoradas por los servicios sociales y con su carta de derivación», señala Hernández. «Hay personas mayores, niñas con sus parejas y niños, personas de 40 o 50 años... Además, nosotros pertenecemos al municipio de Las Palmas de Gran Canaria pero atendemos a gente de Santa Brígida, de Telde,... no le decimos que no a nadie», añade Hernández.

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Ana Rosa Medina, con su carrito para transportar la ayuda.

En la familia de Ana Rosa Medina las cosas no están mejor. «Es duro. ¿Te crees que yo estoy aquí por gusto?», se pregunta mientras se agarra al carrito que trajo para meter la comida del reparto.

En la asociación trabajan por turnos, uno de mañana y otro de tarde. En uno se organizan los paquetes, «las cajas» con los alimentos. En el otro es cuando se reparten. En total son 18 personas, algunas de ellas voluntarios obligatorios pues han sido condenados a trabajos sociales. Cuando hay reparto se entregan números. Hay un control y un orden. La gente llega con sus carritos y bolsas, muchas de ellas, después, tienen que subir la loma para llegar a casa. ¿Da para llegar a fin de mes? «No», afirma Mirabal, «pero sería peor si lo tuviéramos que comprar».

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Emergencias

Guaxayra recoge alimentos de la Unión Europea «cada tres o cuatro meses y tenemos que dividirlo para que nos dure todo ese tiempo. Si vienen 2.000 cajas de leche hacemos que nos duren los tres meses, pero muchas veces se agotan antes porque tenemos que hacer un reparto de emergencia, sabemos que hay una familia con niños que lo necesita... Y no llega», lamenta el presidente de la asociación. En Jinámar viven más de 30.000 personas. Es un barrio «muy humilde y muy discriminado también», afirma Hernández. «Nosotros pertenecemos Las Palmas de Gran Canaria, pero el Ayuntamiento nunca se ha mojado. Le hemos pedido por señales de humo ayuda al alcalde, a Augusto Hidalgo. Ha estado aquí un par de veces y le contamos y nos dice ‘si, sí. Yo lo soluciono’, pero no soluciona nada», explica Hernández.

Cuatro de los 18 voluntarios que trabajan en la asociación y organizan la entrega de alimentos.

Otras instituciones, como el Cabildo de Gran Canaria o el Gobierno canario sí han aportado pequeñas ayudas. Subvenciones de entre 3.000 y «una vez 7.000 euros», explica el presidente de Guaxayra, pero siempre con la partida directamente pagada en los supermercados o grandes superficies «para que vayamos a comprar la comida».

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Gente sin coche

Hernández recuerda que «una vez» el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria sí les ayudó. «Jacinto [Ortega, concejal de Cohesión Social e Igualdad] sabe la necesidad que tenemos, pero como que no puede. Tiene la voluntad, pero no puede». Hernández se refiere a que recibieron «bonos de transporte», que también reparten en la asociación. «Esas son las cosas que la gente no tiene. No hay ni para transporte ni para jabón».

Hernández conoce bien el barrio y las carencias, necesidades que siguen igual pese a la cacareada recuperación económica. «Para conseguir un trabajo una niña de aquí preparada tiene que conocer a alguien. Trabajo hay, pero esta gente no tienen coche. ¿Cómo van a ir al trabajo si no tienen un duro? Hay señoras aquí a las que les ha salido un trabajo en el sur, aunque las aseguran a media jornada. Ganan 500 o 600 euros, pero de transporte se gastan 250 y tienen que ir de aquí [del valle] a la pista de madrugada para coger la guagua», lamenta.

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