El reto de los perfiles falsos en las redes
El universo digital alberga, en la actualidad, un maremágnum de trolls, bots y perfiles falsos que ya supone más del 15% de las cuentas existentes en facebook, twitter e instagram, entre otras redes.
Daniel Herrera
Martes, 21 de julio 2020, 21:14
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En resumen, uno de cada seis cuentas son falsas en la actualidad, según el estudio Vida Digital Segura realizado por Movistar, junto a McAfee. Y en el ámbito político, deportivo y social hemos vivido casos más que llamativos tanto a nivel nacional como regional.
El concejal «Sabrosón» y la cuenta no oficial de la UD
Dentro de nuestro particular ámbito, la naturaleza de estos perfiles es de lo más variopinto. Algunos son simples cuentas automatizadas que buscan reforzar -o menoscabar- un mensaje, campaña, institución o personalidad. Otras, en cambio, destilan una personalidad más o menos definida, creadas para ganar likes, seguidores, favoritos, etc, o incluso indagar en la vida privada de los internautas o influir en sus opiniones. Algunas, incluso, nacen con la «sana» intención de generar una clima crítico en actuaciones de políticos o áreas de gestión, aunque con más o menos ética de por medio.
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Un caso similar es el que nos brinda «alómoralesgc», una versión sui generis del presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales. Tiene más popularidad en los mentideros informativos que entre los internautas, ya que apenas cuenta con aproximadamente 338 seguidores, pero su fino humor le ha permitido granjearse una considerable popularidad, tocando temas como la política local, regional e incluso deportes.
En paralelo, Mencey Clavijo es la versión humorística que enarbola la imagen de un Fernando Clavijo que se reconoce como «Mencey minoritario sin la gracia de los votos. En la intimidad entiendo el silbo gomero. Asier comunica. Fake de buen rollito. De casa se viene llorado».
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Ninguna acción o noticia del presidente de Canarias escapa a la aguda crítica de este perfil, hecho con humor que busca abrirse un hueco en este abanico de trolls histriónicos.
Hidalgo y el ‘perfil suplantador’
El caso del actual Alcalde, Augusto Hidalgo, presenta una naturaleza bien distinta. Y es que, en los últimos meses, ha surgido una cuenta paralela en facebook -Augusto Hidalgo Macario- que literalmente ha querido captar la atención del regidor capitalino para compartir imágenes, noticias y post para posteriormente ofrecer préstamos ilícitos de dudosa naturaleza.
Lo curioso es que, pese a ser un perfil suplantador y no una página -la oficial del alcalde supera ya los 17.000 seguidores-, hay varios periodistas e instituciones que se han adherido a este ‘fake page’ que ya ha sido recientemente denunciada por el propio Hidalgo, primero a través de los conductos habituales del propio facebook y poco después, «a instancias policiales», tal y como han confirmado fuentes del consistorio capitalino.
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Perfiles ministeriales... antes de ser nombrados
A nivel nacional, los ‘trolls’ que pululan por la red han sellado capítulos ‘memorables’ como los perfiles falsos de los últimos ministros de Rajoy. Los más llamativos, el del titular de Exteriores, Alfonso Dastis, y el de Energía y Turismo, Álvaro Nadal. Lo curioso es que en ambos se habían creados sendas cuentas sin que aún se hubiera hecho oficial el nombramiento correspondiente.
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Fakes populares a nivel internacional
A falta de un perfil real del líder de Corea del Norte, su réplica humorística concedió en su momento una entrevista en el Diario Público manteniendo, eso sí, su anonimato, aunque confesando su origen andaluz y de izquierdas, además de haber estudiado Sociología.
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Otro de los perfiles que han conseguido algo de gancho con una naturaleza similar es la parodia de Nicolás Maduro, rebautizado en esta cuenta como Nicolás Zamuro. Y es que las peripecias del presidente venezolano toman una perspectiva singular con este perfil, que cuenta con casi 250.000 seguidores, definiéndose en su site como «Ilegitimo, hijo de Chávez, cucuteño, saibabista, heterosexual, ciclista, disléxico, bus driver, bird whisperer. Si su hija sufre y llora es por un chofer señora».
Entre le humor, la crítica y el negocio
Muchos han sido los estudios que calibran su peso específico en el actual universo de las redes. A renglón de los datos facilitados por Captiv8, compañía que analiza la importancia de los ‘influencers’ con las marcas, una persona o perfil puede ganar hasta 2000 euros por un solo tuit promocionado si tiene en torno a 100.000 seguidores. Si la cifra se eleva a un millón, la cuantía que se puede anotar por tuit podría rondar los 20.000 euros.
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Del famoso 15% de perfiles falsos que orbitan por las redes, muchos son generados por bots al alero de clientes que buscan obtener falsa popularidad. Sin embargo, otros son creados por gente real con propósitos ambiguos. Ahí es donde aparece el famoso mercadeo de likes, seguidores, favoritos, reproducciones, alcance, etc. El negocio se direcciona en varios sentidos: entre los perfiles falsos que intentan manipular e inflar datos, encuestas o percepciones, o los «bots» que tratan de dar un crecimiento instantáneo de páginas para así garantizar una cuota de fama y contratos publicitarios. De hecho, la herramienta Fake Follower Check reveló que un 70% de los seguidores que acumulan los famosos son en realidad perfiles falsos (30%) o inactivos (40%), producto de la compra sistemática de followers.
En paralelo, los Call Centers o Tuit Centers han descubierto su particular maná de oportunidades en este ámbito inflacionista. Hablamos de equipos de trabajo compuesto primordialmente por jóvenes que crean cuentas, programan contenidos automáticos y en ocasiones interactúan con otros usuarios reales. Pueden ser a nivel de empresas o a nivel político, especialmente en periodos de campañas electorales.
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Algunos de ellos se anuncian incluso a nivel individual en tiendas y plataformas online, ya que comprar 1.000 me gusta en facebook solo cuesta en torno a 20 euros.
Entre la diversión, el negocio y la manipulación. Un crisol inflacionista que busca un resquicio para la ética a pesar de contemplarse como una utopía casi onírica. Las redes sociales sigue creciendo a pasos agigantados y muchos son los retos que quedan por calibrar.
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