«El atentado se veía venir»

El grancanario Alio Medina, residente en Barcelona desde hace más de cinco años, vivió el atentado de este jueves como algo que «se veía venir». «Salí del trabajo a las 17.00, cogí la bicicleta y fui hasta el Arco del Triunfo, cogí la Renfe y en la estación de Sants había bastante tumulto de gente pero pensé que era normal», relató por teléfono. El ingeniero de profesión llegó a casa y empezó a recibir llamadas de sus colegas que le preguntaron si estaba bien. «Cuando pasaron los anteriores atentados en Europa me decía a mi mismo, algún día caerá Barcelona», expresó. A pesar de este suceso, Medina no piensa cambiar de vida ni de hábitos porque «no podemos dejar ahora que la política del miedo surta efecto». Tiene varios amigos canarios en la ciudad pero asegura que ninguno estuvo cerca de La Rambla ayer. Medina intentará que el atentado no afecte a su día a día.

La tinerfeña Ana Armas, enfermera de profesión, estuvo toda la tarde atenta al teléfono por si la necesitaban en un centro de urgencias de atención primaria para trabajar, que la llamó para avisarla de que podrían requerir sus servicios. El atentado lo vivió con conmoción a pesar de no estar cerca de la zona: «Tengo un susto en el cuerpo horrible porque siento que podía haber estado ahí». Tampoco el atentado pilló por sorpresa a Armas. «La verdad que diría que sí que lo esperaba porque ya se habían oído cosas como que habían desactivado células terroristas aquí y esta es una ciudad grande en la que podía pasar», admitió. Tras cuatro años residiendo en Barcelona, la canaria dice que no sabe si esto cambiará su vida o no: «Piensas que tampoco debes dejarte llevar por el miedo pero sí, evidentemente si me quedo en la ciudad y salgo por ahí no voy a estar tranquila como antes».

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