Caos para acceder a Lobos

El acceso previa autorización telemática pone en guerra a barcos de línea regular, pescadores y familias con chozas. Dicen que la situación es «muy grave» y acusan al Cabildo de «meter la pata hasta el fondo»

Viernes, 17 de julio 2020, 00:13

La obligación de solicitar autorización por internet para acceder a Lobos, en vigor desde el pasado martes, nace con mucha polémica. Tanta que ya han constituido una plataforma, Todos con Lobos. Lobos para todos, para hacer frente a la medida impuesta por el Cabildo en cumplimiento del Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) de Isla de Lobos, vigente desde 2006. Además, han convocado una manifestación de rechazo este domingo a las 12.00 horas en el muelle de Corralejo. En dicha plataforma hay representantes «del poblado de chozas, del sector de los barcos, de turoperadores y de grupos ecologistas», entre otros, según aseguraba ayer Tinín Martínez en nombre de la misma.

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«Las administraciones tienen que tomar conciencia de lo que han hecho porque lo que está pasando es muy grave: una paralización del turismo. Si ahora mismo deja de funcionar el restaurante y los barcos, a Lobos no se puede ir», dijo Martínez, quien añadió que no están en contra de un tope al número de visitantes, pero «hay que sentarse a mirarlo antes que nada». Pero «lo que no pueden hacer es poner un cupo de 10.00 a 14.00 horas y otro de 14.00 a 16.00 horas, porque, en primer lugar, al segundo cupo no va a ir nadie, mientras que en el primero el restaurante no puede dar comida».

Con respecto a la sobrecarga de visitantes, Martínez explica que «solo ocurre en época de verano, en invierno no», y que esa sobrecarga estival habría que suplirla «aumentando el cuidado, la limpieza, la Cruz Roja», etcétera. Martínez añade que el Cabildo «ha metido la pata hasta el fondo en este tema al no tener un consenso con todas las partes implicadas y paralizando a la sociedad de Corralejo».

Además de entre los barcos de transporte regular de pasajeros, el malestar se ha apoderado de los propietarios de las chozas de Lobos, quienes ahora tienen que acceder al islote en las mismas condiciones que el resto de visitantes, es decir, solicitando autorización por vía telemática en el plazo de los tres días anteriores a la visita. Pedro Carballo, pescador y con una choza en el islote, lleva «toda la vida yendo a Lobos» y no entiende que de la noche a la mañana le obliguen a solicitar autorización «todos los días» para ir al lugar que siempre ha considerado su segunda casa. Explica que aún no ha visitado el islote desde que se habilitara el nuevo sistema de acceso: «Fui antes de que lo pusieran a echarle grasa a la cerradura de la choza para ver si, cuando ellos me dejen ir, abre la puerta». A Carballo le parece indignante «que te obliguen a pedir un permiso para tú trasladarte a un sitio estando en tu propia tierra». Pero es que ahora, con la nueva normativa, Carballo, acostumbrado a estar en Lobos sin restricciones, ni siquiera puede ir a pasar el día entero: en primer lugar, debe encontrar una plaza libre para el día elegido; y, en segundo lugar, tiene que decantarse entre el turno de mañana o el de tarde.

Juan Santana, pescador profesional y tercera generación del popular Antoñito el Farero, hace temporadas de trabajo en Lobos y vende el pescado en el restaurante del islote, propiedad de su tío. Está convencido de que el nuevo sistema de acceso al islote le va a perjudicar económicamente, puesto que le va a impedir «hacer vida allí para trabajar». Además, opina que la capacidad de carga de 200 personas es «ridícula», tanto como el sistema de turnos de mañana y tarde, porque «la gente va a Lobos a pasar el día». Santana, que conoce Lobos casi desde recién nacido, opina que a día de hoy Lobos está «casi mejor que como estaba antes». «Si ampliamos los servicios y la vigilancia, yo pienso que la isla de Lobos no va sufrir ningún deterioro», añade.

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El presidente de la Asociación de Empresarios Turísticos de Fuerteventura (Asofuer), Antonio Hormiga, apoya las reivindicaciones de la plataforma: «Lobos es pieza clave para enseñársela al turismo en Fuerteventura». Hormiga recuerda que la propiedad de Lobos es «de Costas, eso no es privado, es público, y nadie puede prohibir ir allí, diga lo que diga el Plan Rector, que es el que se tiene que rectificar».

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