«Por aquí no bajan ni los burros»
No aspiran ni a tener asfalto, se conforman con que el Ayuntamiento les ponga una carretera de cemento para que puedan llegar a sus casas las ambulancias, los taxis y la compra del supermercado. En Salto del Negro, unas cuarenta familias esperan que les arreglen sus calles, meras heridas abiertas en la ladera.