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Con la leche en la cabeza

Eran tiempo de penurias. Ordeñaban las cabras antes de despuntar el día y después se echaban a la cabeza cántaras de leche de hasta 50 kilos. Con un jacho de tea salían al camino y se dirigían a la capital para vender el sustento. Breña Alta rindió homenaje a 15 mujeres lecheras.