Las obras del recinto modular se están culminando estos días. Juan Carlos Alonso

«Aquí fuera me he pegado muchas horas sin saber nada»

El servicio de Urgencias del hospital Insular prevé abrir en días la sala de espera que perdió con la covid y acabará con el suplicio de los acompañantes

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 14 de febrero 2024, 01:00

Desde hace cuatro años, acompañar a un paciente a Urgencias del hospital Insular ha sido una misión complicada.

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Con la pandemia, se vetó el acceso de los acompañantes al interior del recinto. Solo se dejaba entrar, en ciertas circunstancias y momentos, a quienes asistían a personas dependientes o muy frágiles. A los demás, se les pedía que se fueran a casa con el compromiso de mantenerlos informados a través de un mensaje de texto en el móvil o de una llamada.

Quienes se resistían a alejarse demasiado de sus allegados permanecían estoicos en la puerta de admisión durante largas horas sin un asiento en el que aguardar y sin otro cobijo que la visera del edificio que cubre la entrada al servicio.

Para estas personas, la espera se convertía así en un auténtico suplicio que ahora tiene los días contados gracias a la inminente apertura de una pequeña sala anexa a la puerta con capacidad para 30 personas.

«Es un proyecto muy necesario tras haber perdido la zona de acompañantes desde la época del covid que no se ha podido recuperar por los escasos espacios libres disponibles en el servicio de Urgencias», reconoció la subdirectora médica de Servicios Centrales del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil, Dácil Cárdenes.

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La estructura modular se ha creado en poco más de dos semanas y en breve estará lista para acoger al trasiego de acompañantes que se quedan a las puertas del hospital. Cárdenes asegura que la sala, de unos 50 metros cuadrados, no tiene la capacidad ni el tamaño que le gustaría pero «servirá de alivio temporal para dar cabida a los acompañantes».

Medidas provisionales

Mientras han durado las obras y para evitar incidentes, el hospital ideó un dispositivo para permitir a los acompañantes esperar en el hall del hospital, con dos celadores extra en cada turno y una enfermera para guiarlos por el interior del hospital hasta las zona de Urgencias en las horas de visita y ofrecer información médica.

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Pero lo cierto es que, cuando nos acercamos al hospital, encontramos a acompañantes apostados en la entrada al servicio de Urgencias que dicen no haber sido informados de la posibilidad de esperar en el hall para despejar el acceso y la zona de la obra, prácticamente terminada.

Situación anormal

«Antes dejaban entrar dentro pero esa zona está a tope de camillas. Si saben que nos vamos a pegar aquí siete u ocho horas de pie lo normal es que hubiera al menos un banco. Esto no es normal», cuenta Tanausú nada más salir de la zona de admisión tras acompañar a un paciente.

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Él y su suegro, Rafael, llevan apenas unos minutos en Urgencias y, por suerte, aseguran que no suelen acudir al servicio.

Distinta es la situación de Esther Santana. Su marido tiene una enfermedad oncológica y acude a Urgencias con frecuencia.

«Aquí fuera me he pegado muchas horas», dice sobre las largas esperas que ha hecho de pie en la entrada de Urgencias.

La mayor de ellas fue dura. La recuerda bien. «Llegué un viernes a las 4 de la tarde y nos fuimos al día siguiente a las 7 de la mañana. Todo el tiempo de espera se pasa sin saber nada. No salen a informar. Las veces que he estado tampoco he recibido un mensaje ni una llamada», comenta mientras mira de refilón la futura zona para acompañantes, situada a la derecha de la puerta de la entrada al área sanitaria. «Espero que se solucione pronto», dice esta mujer que durante el último año ha acudido varias veces al servicio de Urgencias del hospital de referencia para el sur y este de Gran Canaria.

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Valeria Rodríguez ya lleva una hora de pie en la puerta de Urgencias. Su hijo entró por un dolor lumbar. Si no es nada grave, tendrán prioridad en la atención los pacientes con patologías más urgentes. De momento, resiste resignada a las puertas de Urgencias. «Lo que quiero es que salga bien», dice esta mujer haciendo gala de toda su entereza.

Valeria Rodríguez, aguardando a las puertas de Urgencias. J.C. Alonso

Pequeña pero necesaria

Este panorama, familias enteras haciendo guardia apostadas donde pueden, en las barandillas más próximas al servicio o en la pared del edificio, cambiará en unos días, una vez que la estructura modular esté rematada y los acompañantes puedan esperar en los 30 asientos habilitados en su interior.

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La pieza, a la que solo le falta rematar el mobiliario, ha contado con un presupuesto de 40.000 euros. No obstante, no se sabe si tendrá capacidad para cubrir la demanda. «Depende del volumen de pacientes que lleguen, del número de acompañantes y del tiempo que pasen en Urgencias», explica Cárdenes, que asegura que es imposible saber cuántos acompañantes pasan por el servicio a diario.

Lo que sí se sabe es que el Servicio de Urgencias atiende una media diaria de 200 pacientes y que cuenta con unos cien boxes y 30 camas de prehospitalización, donde se instalan de forma transitoria a los pacientes pendientes de ingreso.

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La falta de espacio para atender a los pacientes obliga a distribuirlos en camillas por las zonas de paso y el área que, antaño, acogía a los acompañantes. Esta estrechez quedará solventada con la futura ampliación del hospital, prevista en el solar donde actualmente se está derribando el antiguo edificio del colegio universitario. Un proyecto que tardará años en hacerse realidad.

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