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Una mujer entra este martes al centro de salud de La Feria, en la capital grancanaria. Arcadio Suárez
María Ojeda, paciente del Centro de Salud de Barrio Atlántico

«Mi hija y yo tuvimos una gripe de morirse, la mascarilla llega tarde»

Este martes es el primer día del uso obligatorio del cubrebocas en los centros sanitarios canarios y la mayoría de los pacientes coinciden en que es un acierto adoptar esta medida e incluso algunos la piden en el transporte público

Aday Martín Santana

Las Palmas de Gran Canaria

Martes, 9 de enero 2024, 15:30

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La obligatoriedad del uso de las mascarillas en todos los centros sanitarios del archipiélago es un hecho. Desde este martes, todas las personas que trabajen o vayan a un centro de salud, consultorio periférico y hospital público o privado tendrán que llevarla puesta para protegerse de los virus respiratorios ante el alza de contagios. «Mi hija y yo tuvimos una gripe de morirnos, fue horrible», afirma María Josefa Ojeda a las puertas del centro de salud de Barrio Atlántico en La Feria, en la capital grancanaria, en el primer día de implantación de la medida.

La paciente apunta que nunca se quitó la mascarilla en los centros sanitarios y aplaude la decisión. «Me parece muy bien, aquí hay mucho contagio de todo y hay personas vulnerables», afirma. La norma fue adoptada por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias el lunes y ha entrado en vigor este martes. Pero tiene un gran pero, que llega tarde: «Creo que tardaron en ponerla, tenían que haberlo propuesto mucho antes, sobre todo en las fiestas que era peligroso», apunta con gesto de preocupación.

La mayoría de personas opinan igual a la entrada del centro de salud en el primer día de obligatoriedad del uso de las mascarillas. Enrique Fabelo llegó 45 minutos antes de la consulta y sentado en el banco de fuera apoya la medida. «Es un acierto volver a tenerla obligatoria», afirma. Lo mismo piensa María Victoria, con cita con el médico este martes: «Si la ponen es porque hace falta».

Estos dos pacientes van más allá y opinan que el transporte público es otro sitio donde las mascarillas deberían ser obligatorias mientras los virus respiratorios sigan golpeando con fuerza. «La gente tose y estornuda sin pañuelos y ni se ponen la mano delante y es un foco de contagio alto», señala Victoria. «Algunas guaguas vienen con todo cerrado, llenas de gente y no hay ventilación...», finaliza Fabelo.

María Josefa Ojeda cree que la gripe ha venido muy fuerte. Además, su hija también la pasó. «Estuvimos dos o tres días con fiebre muy alta y con muchísimos dolores musculares». Ojeda recuerda que cuando fue a urgencias estaba saturada. «Me puse la mascarilla cuando fui, pero había mucha gente irresponsable que no la tenía puesta».

No solo fueron ella y su hija, también cayeron malas su nuera y su bebé de tan solo meses. «La gripe está viniendo muy mala y hay que cuidarse siempre que se pueda, no solo por nosotros, también por el resto de personas que nos rodea», concluye.

Arcadio Suárez
Imagen principal - «Mi hija y yo tuvimos una gripe de morirse, la mascarilla llega tarde»
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En este primer día de obligatoriedad de la mascarilla todavía hay mucha gente despistada que acudieron al centro de salud sin la protección, pero en la entrada les avisan de que no está permitido y les entregan una. No es el caso de Pablo Sosa, que sabía que este martes entraba en vigor la medida. «Me parece perfecto, es más, no teníamos que habérnosla quitado nunca, sobre todo, en los centros sanitarios», defiende este paciente con la mascarilla puesta aún estando al aire libre. «Creo que la gente se ha tomado el año pasado este tema a la ligera y así está urgencias...», finaliza Sosa antes de entrar al médico.

Y el pico no ha llegado

En Urgencias de La Feria trabaja Davinia Cabrera como enfermera y está viviendo en primer plano este repunte. «Llega un poco tarde la obligatoriedad de la mascarilla en los centros», puntualiza. Los datos de incidencia de virus respiratorios, con la gripe a la cabeza, en Canarias siguen al alza y todavía no se ha llegado al pico de infecciones: 1.285 casos por cada 100.000 habitantes, por encima de la media estatal.

«No he notado diferencia de la época de pandemia a esta, más o menos seguimos teniendo la misma cantidad de personas», explica la sanitaria en uno de los pocos descansos que ha tenido en la mañana. «Podríamos ser más civilizados en los centros sanitarios porque viene mucha gente mayor y vulnerable a la que podríamos haber protegido más solo poniéndonos la mascarilla», explica Cabrera.

«El coronavirus siempre ha estado, nunca ha desaparecido, igual con menos síntomas, pero los ingresos por esas patologías bases que ya tienen siguen estando ahí», argumenta la sanitaria. «En el trabajo no me he quitado nunca la mascarilla», señala. La enfermera termina afirmando que para los trabajadores es esencial adoptar esta norma: «Con esta medida evitaremos muchos contagios, en urgencias no paramos ni un segundo».

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