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Venom juega en un pipican de Telde, exprimiendo su nueva vida. Cober

El perro más veterano del albergue encuentra familia tras más de tres años sin una visita

La espera de Venom se traduce en 1.176 días. Cristina Beeson fue su única visita en todo ese tiempo y terminó adoptándolo: «Es un ángel»

Dánae Pérez Perdomo

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 27 de septiembre 2025

La vida, tarde o temprano, acaba pagando sus deudas y cerrando círculos que ella misma se empeñó en abrir. Venom fue recogido de las calles de Telde un 3 de mayo de 2022. Aterrizó tres días después en el Albergue Insular de Animales de Gran Canaria y no lo hizo del todo solo, pues le acompañaban las lombrices, la tos, los mocos... El personal veterinario estimó que no llegaba a los dos años. El perro, que tiene algo de stanford y por lo tanto se le considera de difícil manejo, conoció la paciencia a la fuerza y se convirtió en el más veterano del lugar, pues esperó durante más de tres años — 1.176 días para ser exactos— por una familia.

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Un alma buena, de ojos azul brillante, cambió su suerte este verano. «Cuando me enteré de que llevaba tanto tiempo me dio tanta pena... Llamé al albergue, creo que fue sobre mayo, y ellos me llamaron de vuelta para darme cita. Me preguntaron que por qué quería adoptarlo y les dije: 'Porque no quiero que acabe sus días ahí'», relata Cristina Beeson, paradójicamente vecina de Telde y la única adoptante que se interesó por Venom durante su larga estancia en el refugio de animales. «Una trabajadora me dijo, incluso, que ya había perdido la esperanza con él», resume.

Cristina es de esas personas que han convivido con perros durante toda su vida. En su casa, de hecho, eran ella, su marido, su madre y cuatro canes, todos adoptados, pero perdió a tres cuando llegaron a la vejez. Eso sí, Pied continúa con ellos, un bulldog francés con un carácter un tanto reservado.

«Siempre estuve mirando adoptar uno más, pero Pied es un poco reactivo, no acepta gatos, no acepta perros... y entonces nos daba un poco de miedo adoptar, que no lo aceptara y tener que devolverlo, eso era lo que yo no quería», puntualiza.

Pero la imagen de Venom se hizo cada vez más grande en sus pensamientos. Había conocido su historia hacía un tiempo en los canales online del albergue. «Hace un par de meses lo volví a ver y dije: 'Creo que este es para mí'», describe lo que viene siendo un flechazo. Comunicó sus intenciones a su familia, que se mostró encantada.

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Luego se sucedieron las citas en el centro insular de animales, con el bulldog francés incluido, que al principio interactuaba con Venom a base de ladridos: «Lo siento, pero te vas a tener que adaptar», le espetó Cristina. Ahora los dos animales conviven como buenos hermanos.

Cristina Beeson y el nuevo miembro de su familia, Venom. Cober

Cristina, que se dedica a la docencia en el Colegio Marpe Altavista, no se explica que la adopción de Venom se haya demorado tanto. De hecho, le recorre un «escalofrío» cuando se entera por este periódico de que las suyas fueron las únicas visitas que recibió el can en el albergue.

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Cree que esto se debe a su aspecto y a su condición de perro de difícil manejo, lo que anteriormente se conocía como potencialmente peligroso. «No es un perro que tú digas... 'Qué fuerte' o 'qué estilizado', pero la gente que no lo adoptó se perdió un perro maravilloso, porque se lleva con perros, con personas, con gatos... Es superbueno», dice, mientras lo ve correr y jugar con sus iguales.

Cristina lamenta los prejuicios que existen sobre este tipo de canes, ya que se tiende a pensar que son más agresivos que el resto: «Yo puedo asegurar que el otro que tengo —el bulldog francés — es más agresivo que él», apunta.

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El veterinario del Albergue Insular de Animales de Gran Canaria Mario García profundiza en este asunto: «Normalmente, lo que más demanda la gente son perros de raza pequeña, a los grandes de difícil manejo les cuesta más», convirtiéndose en los perfiles más numerosos de los refugios.

Lo cierto es que en el albergue grancanario habitan muchos Venom. Solo uno de los 86 perros que viven actualmente en él es de tamaño pequeño, el resto son grandes y, la mayoría, mestizos de pitbull o stanford.

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Ante este escenario, el veterinario se encarga de desmontar el mito y afirma que «ningún perro —per se— es agresivo». «Aunque existe cierto componente genético, depende de la educación y la crianza. Hay muchas más mordidas de chihuahuas y de yorkshire que de perros grandes», matiza.

Y para muestra un botón, pues ahí está Venom, un perro de difícil manejo que, sin embargo, llegó al albergue siendo ya sociable con personas y animales. «Eso indica que tuvo una buena educación y, probablemente, familia», apunta el experto.

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Indica en la misma línea que «cada perro es un universo», con su propia personalidad, y que en el albergue lidian con canes de difícil manejo «que son una alfombra, se dejan coger, subir, bajar...» y con otros con un carácter más reactivo, motivado muchas veces por un pasado traumático. La conducta tiende a corregirse con el tiempo, cuando observan que son bien tratados y les dan de comer. En definitiva, que pueden confiar en el ser humano.

García repara en que existe otro hándicap que puede «echar para atrás» a la hora de adoptar a un perro de difícil manejo: los trámites administrativos que se exigen para su tenencia, como son el certificado médico del propietario, la licencia administrativa, que expide el ayuntamiento pertinente, o el Seguro de Responsabilidad Civil, que implica una inversión económica.

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Cober

Para el veterinario resulta fundamental que las familias adoptantes conozcan bien estos detalles, pues supone un garante para evitar futuras devoluciones o abandonos.

«Todos los perros son válidos»

El paso previo a la adopción en al Albergue Insular grancanario consiste en solicitar una cita con un perro o gato en concreto. Ya no se estilan los paseos por las instalaciones pasando por delante de las habitaciones de cada animal.

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García recuerda que existen diferentes aliados para visibillizar la adopción de los perros que no despiertan tanto interés, como son los de difícil manejo o los de edad avanzada. Algunas de ellas son las jornadas de puertas abiertas del propio albergue o la feria Animundo, que este año se celebra del 11 al 12 de octubre en Infecar y fomentará las adopciones de perros mayores. «Todos los perros merecen una oportunidad, ya no desde la pena, sino porque todos son válidos», subraya.

Cristina dio esa oportunidad a Venom, convirtiéndose en su Eddie Brock particular, y desde entonces sus días han ganado en alegría: «Estamos todos contentos, es un perro superalegre, cariñoso, y deseando verlo cada vez que salgo del trabajo. Es un ángel caído del cielo y animo a la gente a que adopte perros de difícil manejo, que los hay muy buenos».

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