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Imagen de Samuel Rodríguez Medina en el Centro de Protección Animal de Santa Lucía de Tirajana Juan Carlos Alonso

Día Internacional del Animal Sin Hogar: «En dos meses hemos acogido 40 mascotas abandonadas»

Hasta 6.000 perros y gatos se abandonan en Canarias al año y la cifra se dispara en verano. Esta es la realidad en el Centro de Protección Animal de Santa Lucía de Tirajana

Ariadna Ruiz Trujillo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 15 de agosto 2025

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Con la llegada del verano, sinónimo de días soleados y vacaciones, comienza la temporada más oscura para muchos animales. El abandono de mascotas es un fenómeno que se repite año tras año y que se agrava especialmente estos meses.

Las excusas varían, desde la dificultad para encontrar con quién dejarlas durante las vacaciones hasta un simple y vacío 'ya no lo quiero'. Sin embargo, la consecuencia siempre es la misma: un ser vivo abandonado y obligado a aventurarse ante los peligros de la calle y al hambre. Ante esta realidad, las protectoras y los albergues cumplen el papel de 'superhéroes': pese a la falta de recursos, acogen a todos los que necesiten un techo donde vivir.

Un ejemplo es el Centro de Protección Animal Municipal de Santa Lucía de Tirajana. En sus instalaciones acoge 68 perros y más de una docena de gatos y solo en estos dos meses de verano han llegado a 23 canes y 17 felinos. Los últimos fueron ocho bardinos, tres adultos jóvenes y cinco cachorros, recogidos en el cementerio de Pozo Izquierdo.

El perfil de los canes abandonados sigue un patrón: perros de tamaño mediano o grande, con más de dos años, de razas de manejo especial y de pelaje oscuro. Samuel Rodríguez Medina, veterinario en el centro de protección santaluceño, asegura que los perros de raza suelen ser perdidos y los mestizos se abandonan. Incluso, añade, hay «racismo» en la elección de escoger para adopción: «se prefieren los perros que no son ni marrones ni negros».

Como ejemplo está Atenea, una perra veterana del centro que lleva tres años esperando ser adoptada. Salta de alegría con todas las visitas. Su buen carácter y la emoción la transmite cuando cruza la mirada con cualquier persona. Pero su raza, tamaño, necesidades físicas y el pelaje negro se han convertido en barreras que le impiden encontrar un hogar, explica el veterinario junto a la jaula de la perra.

Atenea en su jaula. Juan Carlos Alonso

El abandono animal está ligado también a las condiciones de salud de los animales. Samuel Rodríguez menciona la historia reciente de Patuco, el perro arrojado a un contenedor en Vecindario por su mayoría de edad y ser diagnosticado con una enfermedad neurológica. «Ya no es que lo asimilan a un bien de consumo, sino a un residuo que pueden tirar», denuncia, y advierte sobre el riesgo de considerar a los animales como objetos de consumo.

El centro de acogida de Santa Lucía de Tirajana trata casos como el de Flor, una perra paralítica que, gracias a una silla de ruedas adaptada, ahora actúa como animal de terapia en una residencia de mayores, mejorando la comunicación y el ánimo de los residentes. El 2 de agosto llegó otra perrita con un tumor. «Estamos convencidos de que se ha abandonado a la perra por tema económico, su dueño no quiere destinar cierto dinero a operar a su perra, ¿y qué hace? La abandona», lamenta Rodríguez mientras su compañero intenta sacarla de la jaula.

Pero también en estos centros se ve la otra cara de las personas y el papel de los voluntarios es vital. La solidaridad toma múltiples formas: desde pintadas en murales a lluvias de ideas para mejorar el centro y, sobre todo, la compañía y el interés por los animales. Son una solución parcial. En el momento de hacer este reportaje seis de ellos pasean a los perros en los alrededores del centro, les dan mimos, juegan en una pequeña piscina.

«La labor principal de la promoción de adopción la hacen los voluntarios», afirma Samuel Rodríguez mientras observa a uno jugar con un perro. El tiempo permite a estas personas voluntarias conocer a fondo la personalidad y necesidades de cada animal, lo que les convierte en el primer filtro para guiar a los adoptantes hacia su mejor compañero de vida.

Antes de adoptar, es clave ser realistas. «Hay gente que espera que un cachorro se quede solo ocho horas en un cuarto sin causar problemas», aclara Rodríguez, cuyo cargo es jefe de promoción de la salud, bienestar animal y servicios primarios de Santa Lucía de Tirajana. Insiste en que, a veces, es «más sencillo adoptar un animal con una edad avanzada que tiene ya comportamientos establecidos, está acostumbrado a estar solo y no requiere tanta actividad».

Los olvidados

La nueva Ley de Bienestar Animal en España, en vigor desde septiembre de 2023, prohíbe la eutanasia por motivos económicos o de espacio, permitiéndola solo en casos de sufrimiento irreversible. Esta normativa finaliza con la época de las llamadas 'perreras' como centros de sacrificio y obliga a mantener a los animales no adoptados. Más animales salvados y albergues saturados.

Evidentemente, el partido animalista Pacma está de acuerdo en que «la saturación de un refugio no sea motivo para sacrificar a un animal sano», y denuncia la falta de medidas complementarias en la Ley de Bienestar Animal para poder acabar con el abandono animal. Según Yolanda Morales, portavoz de la formación en Canarias, los refugios se han convertido en «almacenes de perros», con casos de animales albergados más de 18 años.

A la espera de adoptantes, en Santa Lucía de Tirajana el Ayuntamiento ha instalado mejoras en su centro de protección: la ampliación del espacio para parques, la construcción de la primera gatera de la isla en un centro de esta índole, un centro multifuncional para talleres y reuniones y un sistema de nebulización –pulveriza vapor de agua– para reducir la temperatura hasta nueve grados.

Una llamada a la acción

Samuel Rodríguez y la portavoz de Pacma coinciden en dos medidas claves contra el abandono animal: el uso obligatorio del microchip y la esterilización, esencial para evitar camadas no deseadas, uno de los principales motivos de abandono. «Los meten en cajas y dejan en la calle camadas enteras», denuncia el veterinario, que aprovecha para llamar a la participación ciudadana: «Cuanta más gente entra al centro, más perros salen adoptados».

Desde Pacma sí destacan un cambio social positivo: «Las adopciones y las denuncias por maltrato aumentan, un reflejo de que hay más concienciación sobre el bienestar animal». Flor y Atenea aún siguen esperando.

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