Díaz: «La violencia sexual se encuentra invisible a los ojos de nuestra sociedad»

Una de las grietas de la legislación sobre violencia de género es que se regula solo la que se ejerce dentro de la pareja o expareja, sin incorporar el concepto amplio que recoge el Convenio de Estambul. «La violencia sexual se encuentra invisible a los ojos de nuestra sociedad y no se le ha dado un tratamiento específico, y es una violencia que se ha visto agravada con motivo de la pandemia del covid», destaca la magistrada Auxiliadora Díaz, titular del Juzgado número 2 de Violencia contra la Mujer de Las Palmas de Gran Canaria.

«Ahora mismo todos los focos están en la violencia que se ejerce dentro de la pareja o la expareja, olvidando los otros rostros de la violencia machista como los delitos contra la libertad sexual, el matrimonio forzado, la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, la mutilación genital femenina, el acoso sexual y por razón de sexo o los abortos y esterilizaciones forzadas», añade la integrante del grupo de personas expertas del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial, que analiza cómo ir más allá en la lucha contra una violencia estructural fruto de la desigualdad entre hombres y mujeres. Esta semana, en la que se ha celebrado el 25 de noviembre, se ha recordado a las 1.074 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España desde 2003, cuando arranca la estadística oficial. «Cuando analicemos el número de víctimas mortales de la violencia de género nos encontraremos que esta cifra se va a triplicar, porque ahora no se contabilizan a todas», añade Díaz.

La experta destaca el avance que supondrá la aprobación del ahora anteproyecto de ley de garantía integral de la libertad sexual, «ya que incorpora el concepto amplio de violencia de género recogido en el convenio de Estambul». Para la magistrada, «es muy importante la desaparición de la distinción entre abuso sexual y agresión sexual, y lo que se busca es establecer diferentes conductas que atacan a la integridad sexual y según su gravedad se establece la pena». Díaz destaca que el texto, ahora en trámite parlamentario, incluye «los matrimonios forzados, que existen en nuestra sociedad, al igual que la mutilación genital femenina».

Por otro lado, la magistrada destaca el avance que supone sentencias recientes del Supremo como la que ratifica la prisión permanente de El Chicle, violador y asesino de Diana Quer, donde se aplica «el agravante de género con independencia del vínculo entre el agresor y la víctima».

La experta destaca que se ha producido un incremento de la violencia sexual durante la pandemia, «una violencia invisible de cara a la sociedad y tolerada, como la prostitución o la pornografía». La magistrada incide en que «las mujeres víctimas de violencia de la prostitución son especialmente vulnerables y por el confinamiento lo han sido aún más», porque «muchas de ellas se quedaron atrapadas en los clubes de alterne y su situación ya frágil empeoró, porque no pueden acogerse a ningún tipo de ayuda». «Durante la pandemia», añade, «estas víctimas de la violencia sexual han tenido que exponerse más y se ha producido una mutación, de tal manera que muchas mujeres que ejercían la prostitución ahora han recurrido a la pornografía y siguen siendo aún más invisibles y vulnerables». Díaz apunta que durante la pandemia ha habido un gran incremento de consumo de pornografía. «El 27 de marzo, por ejemplo, ese aumento fue del 61%», señala.

La magistrada opina que la pornografía, además, atenta contra las mujeres en el sentido de que «se representan como objetos sexuales para satisfacer el deseo de los hombres». Y cree que es uno de los motivos del incremento de los delitos contra la libertad sexual, un 11,3% en 2019 según el INE.