El calor y los desechos orgánicos de las jaulas marinas podrían haber provocado la muerte masiva de peces
El investigador de la ULPGC José B. Poveda advierte que ambos factores pueden desencadenar intoxicaciones por sulfuro de hidrógeno en piscifactorías | La marea de desechos en descomposición ha obligado a cerrar una docena de playas en Gran Canaria
Las altas temperaturas registradas en Canarias durante las últimas semanas, unidas a la acumulación de restos orgánicos y heces, pueden desencadenar una intoxicación por sulfuro de hidrógeno (H₂S) en una piscifactoría, como la ocurrida recientemente en las jaulas marinas de Melenara, que provocó una marea de residuos en descomposición y obligó al cierre de una docena de playas en Gran Canaria, según explica en sus redes sociales el investigador del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), José Bismarck Poveda.
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El científico asegura que «el calor reduce el oxígeno disuelto en el agua -ya que el agua caliente retiene menos oxígeno-, creando zonas anóxicas (sin oxígeno) donde las bacterias reductoras de sulfato (SRB) se activan y producen más H₂S al descomponer la materia orgánica acumulada, como restos de pienso o heces de peces».
La descomposición de esta materia orgánica acumulada provoca estrés térmico en los peces, deteriora sus branquias y puede causar mortandades masivas, sobre todo en sistemas de acuicultura marina, donde el cambio climático agrava la situación con olas de calor oceánicas, indica el doctor en Veterinaria y catedrático de Epidemiología y Medicina Preventiva de la ULPGC.
«El ciclo del azufre es un proceso biogeoquímico muy importante que mueve el azufre por la tierra, el agua y el aire, y en las piscifactorías se complica un poco por toda la actividad humana», sostiene.
Zonas sin oxígeno
«Básicamente, el azufre se presenta en formas como los sulfatos (SO₄²⁻) del agua -especialmente en el agua de mar, donde hay hasta mil veces más azufre que en el agua dulce- o procedente de los piensos utilizados para alimentar a los peces. Luego, cuando existe un exceso de materia orgánica (como heces de peces, comida sobrante o restos), esta se acumula en los sedimentos del fondo, creando zonas sin oxígeno (anóxicas)».
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La temperatura superficial del mar en la zona de Gran Canaria ronda actualmente los 23 grados, aunque llegó a rozar los 25 ºC durante los meses de julio y agosto, y los 24 ºC en septiembre.
Casos documentados
Poveda señala, además, que este tipo de intoxicaciones por sulfuro de hidrógeno ya se han dado en otras piscifactorías del mundo y están documentadas.
«Ha ocurrido en Noruega, en Chile, y en otras zonas de producción de acuícola», señala el investigador que asegura que, sin descartar la posibilidad de que se haya producido un vertido, esta reacción «se puede producir de forma natural».
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«Un aumento de las temperaturas, unida a una mala gestión de los residuos, puede matar a los peces y se genera un círculo vicioso, porque las bacterias anaerobias que producen sulfuro de hidrógeno empiezan a utilizar la materia orgánica en descomposición para generar más: es un ciclo que no se termina hasta que no se eliminen todos los peces muertos», sostiene Poveda.
También en Irlanda se documentó otro caso: «una pesca de arrastre, que estaba sacando crustáceos, removió el fondo marino, rico en sulfuro hidrógeno, y el sulfuro subió y mató miles de peces de piscifactoría», abunda el investigador. «El sulfuro de hidrógeno asciende. Con cantidades de entre 10 y 20 partes por millón es letal para los peces, porque afecta las agallas y los asfixia», señala el científico del IUSA.
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