Lomo Los Azules dice que no es un lugar apto para menores
Vecinos del barrio de San Bartolomé de Tirajana muestran su malestar por el «oscurantismo» con el que el Gobierno canario montó el campamento
El viernes pasado notaron los primeros movimientos, pero ninguna administración pública les informó oficialmente de qué eran ni para qué. Lo poco que saben les llegó de oídas. Esta falta de información es una de las quejas que arguye un grupo de vecinos de Lomo Los Azules, un apartado y diseminado pago tirajanero, para mostrar su disgusto y su oposición a la decisión de la Consejería regional de Derechos Sociales de habilitar un campamento para menores extranjeros no acompañados (menas) dentro del picadero para caballos La Farabella, situado en el barrio. «No es el lugar adecuado», coincidían este miércoles este grupo de propietarios, que baraja consultar a un abogado y denunciar al Gobierno regional.
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La noticia les llegó por terceras personas, por los clientes habituales de este centro de hípica, a los que se les dio unos días de plazo para que sacaran a sus animales del recinto. «A nosotros nadie nos ha informado de nada, ni el Ayuntamiento ni el Gobierno ni nadie», se queja Antonio Bolaños, que duda de la legalidad del campamento. «A nosotros no nos dejan mover ni una piedra porque enseguida te cae encima el Seprona, así que no entiendo con qué permiso actuaron ellos».
Acta de inspección municipal
Su vecino Miguel Ángel Ramírez, en cambio, no tiene dudas. Y no solo está convencido de que es ilegal, sino que también critica la «insalubridad» de la parcela. «¿Cómo van a meter a seres humanos en un sitio para animales? Eso no es higiénico». Y tampoco cree que se ajuste a la normativa anticovid «meter a dormir juntos a seis u ocho chicos». Por lo pronto, en el Ayuntamiento aseguraban ayer que se enteraron por las redes sociales y Urbanismo mandó a la Policía Local a levantar acta de inspección. Si no tiene título habilitante se le abrirá expediente. La ong a cargo del campamento es Samu y ha instalado 20 iglús para acoger a 160 menores.
Kerstin Moller incide en otro frente, en la falta de idoneidad del propio barrio. No entiende cómo juntan a tantos jóvenes en un pago, Lomo Los Azules, que carece por completo de infraestructuras. «Aquí no hay nada, no hay ni aceras para que cuando salgan a la calle puedan echarse a caminar». Recuerda que el resto del mundo está a varios kilómetros. «No hay parques ni sitios donde puedan hacer deporte». Además, le preocupa las molestias que puedan causar a los vecinos más cercanos una presencia tan numerosa de jóvenes durante las noches. En esta línea, José Rodríguez no oculta que sobre el barrio pesa ahora «cierta sensación de inseguridad». Al fin y al cabo, en Lomo Los Azules se conocen todos. De entrada, ya se están convocando unos a otros. Quieren reunirse para estudiar posibles acciones. Este miércoles ya se vieron una parte, entre los que también estuvieron Antonio Matas, Manuel Ibias, Miguel Dámaso, Ulises García y Andrés Ortega. No piensan quedarse quietos.
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