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Ya empezamos

«Suya es la palabra. Disfrute de estas vacaciones, el que pueda; y, todos, decidan en consecuencia»

Miércoles, 15 de julio 2020, 04:10

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Para muchos empiezan las vacaciones de Semana Santa. Para todos, la campaña electoral, de la que nadie podrá sustraerse, aunque los festivos mediantes aliviarán algo algunas jornadas.

En todo caso, si tiene el privilegio de tener algunos días de holganza, solácese en nuestras playas, procesione o goce de nuestros campos. Margulle en el sonoro atlántico, recorra las calles de los cascos históricos tras los pasos de imagineros ilustres, disfrute con ese paisaje nunca feo, otra cosa es que haya lugares destrozados por la mano del hombre, y deléitese con él, en la cumbre o en la costa, sin olvidar, ahora que suenan tambores de nuevas agresiones paisajísticas, que «barrer el pasado priva al mundo de algo más que de un puñado de paisajes hermosos y singulares. También se eliminan los recuerdos, las historias y las conexiones que unen a la gente, tanto socialmente como a nivel individual», como escribe Alastair Bonnet en su libro Fuera del mapa.

Coma también un sancocho, plato tradicional a preservar y que ahora, que muchos expertos foráneos empiezan a descubrir y enaltecer nuestros valores culinarios, los hay que hasta lo deconstruyen. A la vieja usanza o a la de la vanguardia jínquense uno, con la pella, el pescado salado, las papitas y el mojo picón. Seguro que le sienta a gloria, más aún, como es costumbre, si se disfruta entre amigos y familia, que las tradiciones están para gozarlas y mantenerlas, con los añadidos que cada uno considere, y remate la velada con un sonoro: «¡Oiga, me supo!». Si puede, aproveche el parón vacacional y cultívese el cuerpo y el alma.

En medio, no dejará de oír las proclamas políticas. Escúchelas, pero digiéralas, no las engulla. No olvide que está asumido que este es tiempo, el de campaña electoral, en el que hay licencia para mentir más. Haga el esfuerzo de no sucumbir a la superficialidad reinante y al machaqueo de consignas. Eche la vista atrás y evalúe lo que dijeron y lo que han hecho. Es momento de inventario. Reflexione, porque en pocos días tendrá la oportunidad de, con su voto, ponerlos en su sitio. No consienta ser tratado como un espectador pasivo o un simple consumidor al que pretenden encasquetarle, desde la grandilocuencia o la estridencia, ofertas que pueden resultar novedosas e, incluso, excitantes aunque algunas lleguen a ser peligrosas.

Escúchelos, pero también exíjales lealtad con usted y los suyos, que son a quienes representan. Recuerde y recuérdeles lo que dijeran los clásicos: Si tenemos dos orejas y una boca es porque debemos escuchar el doble de lo que hablamos. Por tanto, hágase oír, inténtelo, entre el atronador ruido que ya ha empezado, en el que casi todo es insulto y nada mesura. No olvide que, digan lo que digan, suya es la palabra. Disfrute de estas vacaciones, el que pueda; y todos, decidan en consecuencia, que no lo hagan por ustedes.

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