Somos lo que consumimos. Y también el cómo lo consumimos. Así nos hacemos ciudadanos y, a la postre, se cimenta la opinión publica; cada vez más voluble, cada vez más sujeta a la emoción. Los lectores pudieron ayer hacerse con un ejemplar de CANARIAS7 en el que disfrutaron de 80 páginas con información, opinión y el suplemento del domingo. Y más allá del hábito en las islas de comenzar a leer los diarios por la contraportada, lo cierto es que, total, tuvieron que detenerse para ojearlo y leer con atención aquello que le interesase especialmente. Nada que ver con picotear por internet. Toda una liturgia. El ir y venir de la casa al quiosco, un sano ejercicio democrático. Sin embargo, ya es frecuente recibir por wasaps en PDF las cabeceras editadas en Canarias como en Madrid. De una tacada, un amigo, familiar o conocido te lo envía en bloque y se alimenta así una cadena. Sospecho que los abonados a esta práctica no leen periódicos ni están dispuestos a quemarse la vista en su móvil, lo relevante es que te hayan llegado y lo compartas dando así la imagen, probablemente distorsionada, de que eres un individuo interesado en los asuntos públicos que atañen a la sociedad. Una translación digitalizada que recuerda a aquellos que no quieren o pueden comprar el periódico pero que, mañana tras mañana, acuden a alguna cafetería para visualizarlo en la barra. No se desembolsa el euro pero se constata la demanda y consumo de la cabecera; se le reconoce un valor.
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Lo peor de la piratería no es el daño económico en sí sino la expansión de la conciencia de que eso es lo correcto de manera sistemática. Una gratuidad infundada. Si te obsequian esta Navidad, por ejemplo, con el DVD de la serie 'Patria', te percatas enseguida de que el precio y el valor existen y son cosas distintas. No solo es el coste de la producción sino asimismo los extras que acompañan al formato y enriquecen el producto. Si nadie paga, ¿de qué vivirá la industria audiovisual?
Si el fin de semana te vas de ruta a Gáldar y Guía de Gran Canaria (ojalá pronto el Ayuntamiento retome esta denominación) piensas en cómo en la década de los noventa se informaban sus habitantes. En aquellos domingos donde la costumbre era acercarse al punto de venta de la prensa y toparte con las portadas de una política estatal donde el 'felipismo' se batía entre el respaldo del Grupo Prisa y lo publicado por el director Pedro J. Ramírez desde 'El Mundo' a son de corrupciones y escándalos. Un universo en el que para muchos estos dos enclaves eran tan solo un lugar de paso ineludible para ir a Agaete a coger el barco rumbo a Tenerife, y el regreso. Aún hay una mayoría capitalina que cree que Gran Canaria se acaba en el aeropuerto e ir a las playas del sur se hace a través de un corredor que ignora lo que hay a cada lado de la autopista. Cuando justo ahí como en el norte, las medianías y la cumbre se halla la esencia de la canariedad todavía no contaminada por la globalización. Este 2021 puede que CANARIAS7 abra el debate del muro de pago por acceder a los contenidos de la versión digital. Ofrecer todo gratis, y siempre, en un mientras tanto interminable, ni mejora la marca ni dignifica a los que contribuimos a realizar este periódico, por mucho que cueste asimilar que aquello que se publica conlleva un esfuerzo.
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