Hace tiempo, el entonces consejero de Sanidad, Blas Trujillo, daba cuenta en el Parlamento canario del problema que suponía para los hospitales canarios los pacientes ... con alta médica que «vivían» en los centros. La cifra fluctúa, «no es una foto fija», pero desde hace años la cantidad oscila entre los 300 y los 500, número aproximado que hay en la actualidad.
Esas personas, que ya no necesitan atención médica hospitalaria, ocupan camas de agudos, colapsando las urgencias de los grandes centros hospitalarios al no poder subir a planta a quien lo necesita.
Trujillo justificaba así parte del caos que se vivía de forma «puntual» en el Insular, por ejemplo. Pero, además, acusaba a algunas familias de utilizar «la puerta de atrás» para entrar en el sistema de Dependencia. La falta de plazas sociosanitarias condena a miles de personas a esperar años por una de ellas, aunque la mayoría no llega a acceder nunca. A 30 de junio de este año, 4.786 personas en Canarias recibían atención residencial por la ley de Dependencia, mientras que 15.464 tenían derecho a la prestación vinculada al servicio, es decir, la ayuda para pagar una plaza sociosanitaria en un centro privado.
El exconsejero de Sanidad abundaba en el posible abuso de las familias negándose a llevarse a casa a su familiar y decía que había muchos «lazarillos».
Estos días hemos sabido que Sanidad estaba derivando a estos pacientes con alta médica que viven en hospitales a un complejo turístico reconvertido en residencia en Amadores. Lo llaman «recurso transitorio», a la espera de una plaza sociosanitaria en condiciones que no existe porque los cabildos van «al golpito» con el II Plan de Infraestructuras Sanitarias, con lo que el «recurso transitorio» se convertirá en la última morada de aquellos a quienes se traslada.
Unos cien euros al día por persona es lo que paga Sanidad al establecimiento turístico-residencial. Si multiplicamos por 500, las personas con alta médica que viven en hospitales dan un «negocio» de 50.000 euros al día, 1,5 millones al mes. Y a lo que parece, ahí sí que han visto una oportunidad emprendedora esos lazarillos -condenados por estafa e indultados también por estafa- a los que Trujillo ya no ve como aprovechados, sino como buenos samaritanos. Que por qué se hunde la Sanidad.
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