El mal ojo de Sánchez. Si Pedro Sánchez fuese un ojeador deportivo o un seleccionador, habría que despedirlo por su empeño en apostar por ... los peores. Si fuese un jefe de Recursos Humanos, ya estaría en la calle buscando empleo. La sucesión de personas de su confianza en el Gobierno y, sobre todo, en el partido que han terminado entrampados en denuncias y con problemas judiciales es digna de tesis doctoral. Cada uno de esos elegidos tendrá que enfrentarse a lo que ha hecho, pero en el caso de Sánchez hay una responsabilidad política indudable. Los encumbró, no los apartó cuando llegaron las primeras alertas e incluso a algunos, como al preso Ábalos, los repescó. En todo caso, ¡tranquilos!, que aquí nadie parece que vaya a dimitir por ese desatino en los nombramientos.
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La voz de un empresario. Simón Pedro Barceló, presidente del grupo que lleva su apellido, se metió este viernes en el bolsillo al centenar de asistentes al encuentro organizado por el Foro Canarias. El Santa Catalina Royal Hideaway Hotel fue el lugar elegido para un encuentro donde dejó algunos mensajes de calado sobre el negocio y su implicación en el desarrollo socioeconómico. En especial cuando dijo que hay una tendencia difícil de entender que pasa por culpar al sector de todos los males, cuando al final el turismo se adapta a las pautas que marquen la sociedad y los legisladores en cada momento. Y también subrayó que estamos hablando de un negocio que ha demostrado una resiliencia espectacular, reiventándose después de cada crisis. No hay más que ver los números del turismo después del cero absoluto que se vivió en pandemia.
Una serie para amantes del genero policiaco. Lo han vuelto a conseguir los creadores de la serie televisiva británica 'Blue Lights': se habla bien de la serie y de su retrato a veces descarnado y en ocasiones tierno de Irlanda del Norte. Su tercera temporada ya se puede ver en plataformas audiovisuales y, aunque no llega al techo que marcaron las dos precedentes, sí que consigue atrapar al espectador -sobre todo a aquel supere el primer episodio, quizás el más endeble-. El penúltimo y el último son de esos que atrapan y que mantienen al espectador pegado a la pantalla. Quizás lo peor en esta ocasión sea la escasez de personajes nuevos y en especial ese final -ojo, no hay 'spoiler'- que confirma la intención de alargar la serie con más entregas. No siempre lo bueno hay que repetirlo hasta la saciedad.
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