Mañana, el Día del Libro. Con motivo de la celebración, en la capital grancanaria se han organizado actos que servirán también para homenajear al escritor ... Alexis Ravelo, fallecido esta semana, y que era, además de un buen literato, un tipo siempre dispuesto a echar una mano en la promoción de la cultura. Porque sí, la lectura es cultura y es uno de los pilares de la formación. Ya sea en formato impreso o digital, la lectura obliga a un ejercicio de concentración que, de paso, libera la mente y hace hueco en ella para que entren pensamientos que nacen de ese ejercicio de juntar letras y poner sentido a lo que se dice. Parece de nostálgicos esto de reivindicar la lectura, pero viendo lo que está pasando en algunos lugares donde se ha abandonado esa 'tradición', está claro que no solo es piedra angular de la cultura, sino que esta es clave para sostener la democracia. Más pronto que tarde, acabaremos asumiendo que los pueblos poco o nada leídos ven cómo las libertades se difuminan. Así que, como reza el lema elegido para el acto en recuerdo de Ravelo, ¡leamos, carajo!
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Salas que cierran. El Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria llega a su final y lo hace con esa mala noticia de que las salas elegidas para los pases echarán el cierre a final de mes. Es el signo de los tiempos pero sucede también como con la lectura:se va una parte de la oferta cultural. Si ya fue triste el cierre de los Monopol, ahora la capital pierde otro lugar para encontrarse con una oferta cinematográfica que, a la hora de la verdad, ya era bastante restringida, pues muchos de los estrenos que se anuncian no llegan a las salas del archipiélago. Salvo, claro está, que sean películas de superhéroes de factura estadounidense y ese cine de comedia o de corte familiar que tanto gusta a las cadenas de televisión para ganarse así el apoyo del Ministerio de Cultura. Una pena y otro factor de empobrecimiento cultural.
De izquierdas, de derechas, de centro... El concierto de Joaquín Sabina del pasado jueves en el Gran Canaria Arena confirmó que el cantante y compositor se ha convertido en transversal, al menos en cuanto a la ideología de su público. Había caras conocidas de la derecha, la izquierda, el centro, el nacionalismo y el estatalismo, como también hay gentes de casi todas las generaciones. Incluso abuelos y nietos que sabían las letras de algunas de las canciones, convertidas casi en himnos para varias generaciones. El mérito es de Sabina y ahora queda ver cómo aguanta el 'tute' que le supone esta gira con sabor a despedida.
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