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Del director

Cuando hay tanta gasolina...

Nada justifica lo vivido en los incidentes de Paiporta

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 3 de noviembre 2024, 23:24

En enero de 2021 no echamos las manos a la cabeza y nos preguntamos cómo era posible que en una democracia que creíamos tan consolidada ... como la estadounidense cientos de manifestantes pudieran asaltar la sede del Capitolio, en unos incidentes cargados de violencia y que no fueron a más porque al final las fuerzas del orden se impusieron. Dos años después ocurrió otro tanto de lo mismo en Brasil, con otro asalto a la llamada Plaza de los Tres Poderes. También entonces vimos peligrar el poder legítimo y la democracia en un país que batalla por estar entre los primeros del mundo en peso económico y en influencia política y cultural. Como no hay dos sin tres, este domingo el jefe del Estado español, el presidente del Gobierno y su homólogo de la Comunidad Valenciana se han visto rodeados por ciudadanos indignados, los insultos iban a más, ha habido lanzamiento de objetos, la seguridad estaba claramente desbordada, a Pedro Sánchez se lo llevaron en volandas para que no acabase linchado y al final se suspendió la visita y se canceló otra similar en un municipio también afectado por la DANA.

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Nada justifica lo vivido en los incidentes de Paiporta. Una cosa es la rabia, el enfado y hasta la indignación de vecinos que llevaban varios días sin recibir la ayuda que precisan y que se preguntan, con toda la razón del mundo, si no se pudo minimizar la tragedia, y otra muy diferente es la violencia. Pero resulta que llueve sobre mojado, y no por las gotas caídas en la Comunidad Valenciana, sino por la gasolina derramada desde hace tiempo en este país. Cuando hay tanto combustible suelto, una pequeña chispa es suficiente: eso es lo que ha pasado en Valencia.

¿Cuándo arrancó todo esto? Pues ya es difícil fijar el kilómetro cero de la polarización política y social de España pero es evidente que unos y otros han ido soltando carburante pensando que solo iba a afectar al contrario. Y no es así. El fuego se lo lleva todo por delante y no pregunta por la identidad de la víctima. Así se entiende que le tocase a Felipe VI y a la reina Letizia, que no tienen poder ejecutivo, pero que para los indignados iban en el mismo lote de quienes sí lo atesoran.

Lo visto este domingo produce tristeza y bochorno pero es que eso también debimos haberlo sentido cuando no sé quién (o sí sé quién) convirtió en una gracia haber llamado «hijo de puta» al otro, cuando este le dijo a aquella que era una «corrupta» pese a no haber sentencia que lo refrende, cuando un tercero dijo que alguien acabaría colgado por los pies... Todo eso y más explica lo de Valencia.

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