Del director

Saber perder

No tiene justificación que un equipo español se borre de la foto

Francisco Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 28 de octubre 2024, 22:44

El pasado sábado, Carlo Ancelotti, entrenador del Real Madrid, se dirigió a su homólogo del Barcelona, Hansi Flick, para reprocharle la falta de moderación a ... la hora de la celebración de los goles del equipo culé en el Bernabéu. Apelaba con ello Ancelotti a eso que se conoce como 'saber ganar' y seguramente algo de razón llevaba, como también es evidente que cuando en el banquillo visitante hay un puñado de chiquillos sin mayor experiencia en la élite del fútbol, pues se les puede disculpar algún exceso formal: es un pecado de juventud que se supera con el paso del tiempo.

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Pocos días después, Ancelotti no estaba en la gala en la que fue premiado como mejor entrenador del mundo, una velada que coronó a su equipo también como el mejor del planeta. ¿Y eso cómo pudo ser? Pues porque en el Real Madrid se enteraron de que Vinicius no iba a recibir el ansiado Balón de Oro, premio que recayó en el español Rodri, referente del Manchester City y de la selección española.

Ha llovido mucho desde que Luis Suárez fue el primer español en lograr un Balón de Oro, razón de más para que el deporte de este país se sintiera orgulloso del premio a Rodri. Y por si fuera poco, no hay precedente de lo visto este lunes por la noche: en la foto final, junto a Rodri estaba la española Aitana Bonmatí, con lo que el fútbol español era el gran triunfador de la velada.

Con todo esos ingredientes, no tiene justificación que un equipo español se borre de la foto. Se puede entender que en el Real Madrid soñaban con ver coronado a Vinicius con el premio pero no es de recibo una reacción impropia de un club de proyección mundial. Porque, además, siembra una duda que no beneficia al Madrid: ¿se ausentaron por decisión de Florentino Pérez o porque Vinicius se lo impuso al club? Si es lo primero, mal; si es por lo segundo, peor.

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En el deporte saber perder es tan o más importante que saber ganar. Y lo es porque la derrota y la victoria son las dos caras del deporte; no se entiende la una sin la otra y nadie puede considerarse propietario de ninguna de las dos.

Se da por hecho que los clubes con varias categorías enseñan a los más pequeños unos valores que combinan lo deportivo con lo humano. Me pregunto cómo uno de esos formadores del Real Madrid conseguirá hoy, mañana o pasado explicarle a los niños y niñas del fútbol base lo ocurrido con la gala del Balón de Oro, con esa espantada propia no de niños, sino de chiquillajes... Un borrón con mayúsculas.

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