Delito: inmigrante

En momentos de crisis, se pierde sensibilidad y se generan prejuicios hacia las personas inmigrantes que, pese a ser eso, opiniones desfavorables, se extienden como si fueran afirmaciones irrefutables. Unos prejuicios que, condimentados con la frustración del momento, en muchos casos desesperación, derivan en un escenario muy peligroso incendiado desde el cobarde anonimato de las redes sociales. La mecha prende rápido. Y un halo de sospecha comienza a cubrir nuestra frágil convivencia. El miedo y la mentira son fáciles de mezclar ante la desesperanza y la incertidumbre que dibuja una pandemia. También por el oportunismo de algunos que buscan sacar réditos políticos y económicos, como algunos hoteleros, de la desesperación de unos y la imbecilidad de otros.

'Robo con violencia a una mujer de 60 años en una parada de guagua. Tres jóvenes han sido detenidos'. El titular es real, de ayer concretamente. Pocos minutos tardaron en sentenciar a los culpables en Internet. Y el ruido se hace cada vez más insoportable. Titulares manipulados de dudosa procedencia, vídeos de otra fecha y lugar pasan por actualidad, mensajes de whatsapp animan a la caza de «moros o negros». Héroes de la patria de pacotilla se levantan para proteger a «nuestras mujeres» y nuestro honor mancillado. Todo muy primitivo. Anacrónico.

Desconocimiento, falta de información, prejuicios, rumores. Analfabetismo. Son algunos de los motivos que generan los estereotipos relacionados con la migración y provocan informaciones falsas o distorsionadas acerca de las personas inmigrantes que llegan o residen en nuestro país.

La inmigración es un problema. Muy grave, además. Un problema que está dañando a la marca Canarias, primero por las imágenes tercermundistas de más de mil personas hacinadas en un muelle, y luego alojadas en hoteles donde habitualmente disfrutan turistas que ya no están.

La inmigración es un problema, pero los migrantes también son víctimas que sufren dos estigmas, por condición y vulnerabilidad. Víctimas de problemas en origen y la falta de respuesta en destino. Y no, no acojo a ninguno en mi casa; imposición cateta de aquellos que responden así a la defensa de los derechos de estas personas. La inmigración es un problema que no se soluciona con violencia. Se soluciona con políticas eficaces y la coordinación entre administraciones, que han vuelto a quedar en evidencia.

Por cierto, los detenidos por el robo a la señora eran de nacionalidad española.