Hasta sin cerveza

La maldita invasión de Ucrania ha sido factor desencadenante de la subida de precios del petróleo. Y de ahí ha surgido una espiral con múltiples consecuencias planetarias. Una de ellas, en nuestro entorno, las movilizaciones de los transportistas, justas, sobre todo si te sale a pérdida desarrollar tus funciones laborales. Y como perfecto exponente del efecto mariposa, ahora estamos en riesgo de vernos privados de verduras y frutas frescas, así como de leche y similares, pescados y carnes; que se suman así a la lista de otros productos bajo mínimos, caso de derivados del trigo o el aceite de girasol.

La falta de materias primas está obligando a que se planteen por muchas empresas el cierre temporal. En 'El Mundo' este viernes una de las noticias con más seguimiento aludía al caso particular de Estrella de Galicia. O hay un giro urgente de 180 grados, o tocará parar. Y hay otras empresas del sector que andan en similar situación. Hay un escenario posible de vernos encaminados a quedarnos con las cervezas justas para Semana Santa. Y puede incluso que antes. Y ya me dirán qué harán los miles y miles de bares y restaurantes que tienen en esta bebida un atractivo cotidiano para captar y contentar a su clientela.

Sé que lo que les planteo puede parece una menudencia. Pero es el detalle. Igual que pasa con la cerveza, puede acontecer con el agua embotellada o con los medicamentos. Parando a reflexionar, en un mundo más interconectado que nunca, normal que sea notorio el porcentaje (sobre el 50%) cuando se ha preguntado a ciudadanos de distintos países de Europa sobre el riesgo de que derive en conflicto nuclear la nula cordura de Putin y sus secuaces.

Así las cosas, este fin de semana voy a procurar encuentros con familia y amigos. Y con lo que cuadre, propondré brindar por lo que tenemos y por lo que hemos disfrutado.

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