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Juan Carlos Alonso

El botón nuclear

Primera plana ·

Ana Oramas tendría que venir ya a Canarias, sin dilaciones, abandonando igualmente su escaño en el Congreso de los Diputados

En una entrevista publicada ayer en CANARIAS7, Ángel Víctor Torres hizo balance para los lectores de la situación actual y los casi dos años de gobernanza que lleva. Cuando entró en materia sobre el pacto y los socios, en una de sus repuestas manifestó lo siguiente: «Teniendo esa posibilidad de adelanto electoral, mi objetivo es acabar la legislatura con el mismo pacto». Sin duda, su voluntad es esa. Y deja caer esta opción (una novedad que introdujo el poder estatuyente) tan solo para hacer valer su posición, un sibilino aviso a navegantes de escasa intensidad. Ahí, en principio, quedaría la cosa.

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Ahora bien, de las declaraciones de Torres se desprende que en su hoja de ruta no contempla una posible ocasión política que se le puede presentar en breve a cuenta de ese adelanto electoral que es potestad del presidente del Gobierno. Si el PSC obtiene un notorio resultado electoral el 14F que lo ponga a la altura de ERC y JxCat, y más allá de las fórmulas de gobernabilidad después en Catalunya que timoneará el independentismo, Torres podría sobre la marcha descolocar por completo a CC. Es decir, de una tacada el aruquense cogería a contrapié a CC pues no tendría candidato o bien lo obligaría a reaccionar a destiempo.

En concreto, Fernando Clavijo no podría ser el cabeza de cartel en cuanto que necesita seguir aforado en el Tribunal Supremo amén de su condición de senador autonómico para afrontar el caso Reparos. Está atado. Ana Oramas tendría que venir ya a Canarias, sin dilaciones, abandonando igualmente su escaño en el Congreso de los Diputados y, por tanto, su visualización mediática. El eco y protagonismo de Oramas se vería forzado a pujar en el presente en un todo o nada. Y, lo más importante, sin posibilidad de retorno por un largo periodo a la Cámara Baja. Por supuesto, conlleva sus riesgos pero supone para Torres una gran baza que, además, ostenta el enorme atractivo de deslindarlo del ciclo de Pedro Sánchez. Si hay erosión del 'sanchismo' en 2023, él desenchufa ya al respecto, no pagará los platos rotos entonces tal como especula el 'clavijismo'. Y si teme que bajará en escaños cuando proceda la cita con las urnas, agotado el mandato, menos descenderá ahora. Torres tendría su propio calendario electoral y estiraría su Presidencia, al menos, hasta 2025.

Por otro lado, con unos comicios en primavera-verano el PSOE en las islas (si hay 'efecto Illa') mejor o peor vencería pero, lo transcendental, domesticaría a CC como potencial socio secundario. Torres no baraja esta vía. Pero no tenerlo presente por su parte podría privarle de una oportunidad. Y si decide hacerlo, tras el 14F, deberá negarlo en los pasillos y guardar un silencio monacal. El Estatuto de Autonomía, como es habitual en el Derecho Constitucional, dispone que el jefe del Ejecutivo no puede disolver la Cámara mientras esté en trámite una moción de censura (artículo 56.2). Por eso estos movimientos, como las mismas censuras, no se anuncian sino que tan solo se ejecutan sin previo aviso. Y solo tendrá sentido en ese intervalo descrito, luego carecerá de congruencia. Cuando menos, Torres debería sopesarlo. Quizá está perdiendo su gran e irrepetible coyuntura para doblegar a CC.

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