Miguel Ángel Ramírez: «Sacrificio, bondad, rigor y trabajo»
Fútbol ·
Tal día como hoy, un 8 de julio pero de 2005, fue proclamado presidente de la UD Las Palmas con un ideario que rescató de la ruina a la entidad y la ha elevadoEste martes hará justo veinte años que un cambio decisivo, obligado entonces por unas circunstancias que amenazaban la supervivencia de la UD, alumbró el destino de la entidad. Entonces en Segunda B, con un proceso concursal abierto para engullir una deuda de 72 millones de euros, una junta general extraordinaria celebrada en el Colegio Salesianos sirvió para la proclamación de Miguel Ángel Ramírez como nuevo presidente del club. Ramírez acumulaba varios meses llevando los asuntos y representatividad de la UD bajo la tutela del juez Juan José Cobo Plana, quien tuvo ojo para detectar en él «liderazgo, arrojo y contactos», según sus palabras, para pilotar el plan de salvación que requería la situación de entonces. «Era él o nadie», insiste Cobo Plana cuando se refiere a su elección, tirando de intuición «cuando no había nadie más dispuesto a tirar hacia adelante».
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Una reunión con empresarios, accionistas y acreedores en el hotel Santa Catalina a finales de 2004 fue la primera toma de contacto entre ambos y la intervención espontánea y pasional de Ramírez impresionó a todos. Un punto de partida que, sin que ambos lo imaginaran, iba a cambiar el porvenir del escudo representativo. Ramírez obtuvo el respaldo necesario, con Manuel García Navarro a la cabeza, e inició un ciclo que sigue vigente.
«Lo primero que hay que darle al aficionado es un mensaje serio -reflexionaba horas después de su toma de posesión en entrevista concedida a CANARIAS7-. No podemos prometer éxitos deportivos porque el fútbol es un juego y todo puede suceder; pero donde no interviene tanto la suerte es en el rigor económico. Aportaremos sacrificio, bondad, rigor y trabajo, y estoy seguro de la respuesta del aficionado. Hay que tener claro que no se pide dinero a fondo perdido. Por 94 euros se adquiere una acción (la sociedad quedó dividido en 39.024 títulos), un abono y un recuerdo del antiguo Estadio Insular. En el año 1992 los aficionados adquirieron una acción al precio de 10.000 pesetas, y sólo le daba el derecho de ser accionista. Ahora la diferencia es notoria».
«Hay que tratar de convencer a la afición de la mejor manera posible. Sinceramente creo que no se puede valorar la gestión realizada por un equipo de trabajo por la suerte de si entra o no la pelotita. Más allá de estas circunstancias el club tendrá un verdadero consejo de gestión. Debemos sentar todas las bases con una buena infraestructura y dar medios a la cantera; tenemos que ser serios con los compromisos que se adquieran con los acreedores y trabajadores; hay que respetar al resto de equipos canarios; y al final la parte deportiva llevándola con profesionalidad y sin caprichos también dará sus éxitos», dijo a modo de declaración de intenciones.
E insistió: «Voy a socializar el club y necesito el apoyo de todos con la suscripción de acciones, porque si no es así todo este trabajo no habrá servido para nada. Hemos tratado de buscar fórmulas y ésta es la única que nos permite dar viabilidad a la UD Las Palmas».
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Con una rutina de trabajo infernal, que le llevó a personarse a diario en la sede de Pío XII durante meses para enfrentarse a una montaña de problemas y gestiones pendientes («nos habían cortado la luz y el agua, no es que partiéramos de cero porque eso era peor que no tener nada»), Ramírez fue salvando trampas mortales y asentando las bases de la resurreción de la UD.
Dos hechos fundamentales, ambos acaecidos en 2006, disparan la credibilidad, fortaleza y proyección de esta nueva etapa. En enero se firma el convenio de acreedores que permitió, con el 66,74% de los votos a favor, reducir la deuda de la entidad de 72 a 21 millones de euros, tras la aprobación de una quita del 50% del montante total. A este éxito societario se une, ya en junio, uno deportivo de, también, enorme valor: el ascenso a Segunda División. En menos de un año, Ramírez ya tenía bajo control la esfera económica y la UD volvía a estar en el fútbol profesional. Todas las ilusiones anunciadas antes ya se plasmaban en hechos tangibles, en una realidad que procuraba el deseado escenario de la salvación.
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Con Nicolás Ortega, Tonono y Juanito desde el kilómetro cero a su lado, luego incorporados otros ejecutivos de jerarquía que también siguen hoy como Patricio Viñayo y Rafael Méndez, Miguel Ángel Ramírez instauró un modelo de gestión empresarial que causó admiración a escala nacional y llegó a ser ejemplo a enseñar desde LaLiga. En un proceso pionero y nunca antes visto en un club español, la UD protagonizó un saneamiento ejemplar hasta el punto de poder permitirse la construcción de la Ciudad Deportiva con recursos propios. Esa instalación de importancia estratégica y patrimonial, y que desde 2007 proyectó con el arquitecto Juan Palop, y devolver al equipo a Primera División, con la cantera por bandera, fueron sus dos focos de mayor motivación. Y los acabaría convirtiendo en realidad.
La estabilidad y credibilidad han marcado un mandato que ha hecho historia en la UD por longevo y trascendente, como así lo recalcó a este periódico a la hora de hacer balance más allá de balón: «El legado que dejaremos será un patrimonio multiplicado por diez. Nos encontramos un Barranco Seco de menos de 100.000 metros cuadrados embargado y sin instalaciones. Ahora el club posee casi 500.000 metros cuadrados, donde se ha construido una ciudad deportiva referente en materia de sostenibilidad, y sobre la que hay proyectada una segunda fase ambiciosa, que no será la última. Hay otras iniciativas emblemáticas en camino que adornarán este legado para situar a la UD Las Palmas en una entidad de enorme presencia física en la Isla. La situación del club es la mejor de su historia en el ámbito patrimonial e institucional. Ya queda muy atrás aquellos finales de temporada con créditos salvadores para evitar un descenso administrativo o la desaparición del club. Deportivamente hablando llevamos una década con cinco años en Primera, tres playoff de ascenso y un ascenso directo. Esta década es la mejor deportivamente de los últimos cuarenta años».
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