Moleiro y los antecedentes con Cardona y Valles
Fútbol ·
El jugador está a un año de acabar su contrato y su futuro en la UD es una incógnita. Dos casos similares y con distinto desarrollo marcan el pasoMoleiro es el activo patrimonial más importante de la plantilla de la UD y tiene esa consideración en su cláusula de rescisión, estipulada en sesenta millones de euros en primera División y la mitad, treinta en Segunda. Internacional sub-21, por juventud (en septiembre cumplirá 22 años), recorrido (ha completado su cuarta campaña como profesional) y fama (el Barcelona lo lleva monitorizando desde hace años llegando a negociar, sin éxito, su fichaje y el Villarreal le tiene en sus planes, aunque sin oferta, de momento), no hay debate acerca de lo que puede llegar a ser de mantener progresión y rendimiento.
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El principal problema para el club asoma en el horizonte de junio de 2026, fecha en la que concluye su contrato y asumida su marcha de un momento a otro. Retenerle en Segunda parece utópico y más por las ambiciones competitivas de un Moleiro con miras altas.
En Pío XII saben que es uno de los pocos jugadores, por no decir el único en estos momentos, por los que se puede hacer caja pero un dilema capital aflora de manera inevitable: venderlo este verano, con el riesgo de tener que aceptar propuestas muy por debajo de lo esperado (se ha impuesto un mínimo de 15 millones para empezar a negociar aunque la cifra no se ve, ahora, factible), o que se vaya libre el año que viene.
Recientemente, el equipo ejecutivo liderado por Miguel Ángel Ramírez se ha enfrentado a casos similares aunque con desarrollo antagónico. Por una parte, el meta Álvaro Valles. Por la otra, el lateral zurdo Sergi Cardona.
Con Valles, la secuencia no ha podido ser peor. Descatadísimo como el que más hasta la temporada 2023-2024, artífice del ascenso anterior y actor principal en la posterior permanencia en Primera, fue entonces cuando arrancó la secuencia de desdichas. Se dio por hecho el verano pasado que se iría al Betis, con el que el jugador alcanzó un acuerdo. Pero arrancó la pretemporada, pasaron las semanas y se extinguió el plazo de transferencias estivales que se se presentara una propuesta por su fichaje.
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La UD decidió apartarle, ante su anterior negativa a renovar, y no utilizar su licencia federativa. Fichó a dos porteros (Cillessen y Horkas) y planificó el curso sin sus servicios, aunque tuviera que pagarle. Hasta el pasado mes de febrero, cuando se anunció su rescisión, Valles se dedicó a ejercitarse en Barranco Seco sabiendo que no podía competir.
Una gestión más que discutible porque se abonó una nónima sin producción alguna por una decisión estrictamente disciplinaria y que privó a la plantilla de uno de sus mejores exponentes.
Con Cardona se siguió otro patrón. Igualmente, el futbolista catalán aterrizó en su último año de contrato sin intención alguna de prolongarlo y se do por sentado que, ante las ofertas recibidas, habría pacto para su traspaso. El propio Miguel Ángel Ramírez llegó a anunciar que su venta era inminente en agosto de 2023 (se especuló con el fútbol griego)... Pero nada se concretó y Cardona arrancó la temporada 2023-24, a las órdenes de García Pimienta, con absoluta normalidad y, a diferencia de lo que pasaría luego con Valles, sin recibir veto alguno. Para más inri, fue uno de los jugadores con mayor protagonismo en ese curso, acumulando 36 partidos entre Liga y Copa del Rey.
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Al concluir el calendario, se fue al Villarreal libre y sin dejar euro alguno en las arcas de la entidad que le hizo profesional con su promoción desde el filial, tal y como se dio también con el portero.
Habrá que ver, en la encrucijada con Moleiro, cómo se maneja la entidad porque se abre un escenario de extrema complejidad, con paralelismos a los descritos y riesgos evidentes se haga lo que se haga. Perder dinero o perder al futbolista, que no es poco.
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