Teo Lucas posa junto al calamar gigante para dar una idea de su tamaño. Teo Lucas

Un encuentro en la cuna del calamar gigante

El rescate de un animal de más de tres metros apuntala la hipótesis de que el canal entre Tenerife y La Gomera es uno de los puntos más importantes del mundo para estos colosos

Javier Darriba

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 10 de octubre 2022

Cuando a Teo Lucas le avisaron de que había un calamar enorme flotando en el agua, no dudó en cambiar de rumbo y dirigirse hacia el suroeste de Tenerife. Este amante de la naturaleza y profesor de Secundaria lleva documentando las especies marinas de esta zona desde el año 1998 y sabe que un encuentro con un calamar gigante (Architeuthis dux) no es algo habitual.

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Teo ya se había encontrado otros restos de grandes cefalópodos, pero nunca uno tan fresco. «Estaba a seis o siete millas y me volví loco cuando me dieron detalles del tamaño y la coloración», explicó, «es el primero que veo con los dos ojos intactos».

El detalle de los ojos es importante, no solo por sus dimensiones, ya que se trata del ojo más grande del reino animal (como un balón de balonmano), sino también porque va a permitir a los científicos conocer más detalles de estos ignotos cefalópodos. De hecho, los glóbulos oculares suelen ser de las primeras partes que se pierden tras la muerte de estos animales.

El biólogo marino Alejandro Escánez confirmó que el canal entre Tenerife y La Gomera es uno de los puntos calientes del mundo para los calamares gigantes. «En el sur de Tenerife venimos haciendo un registro de apariciones de Architeuthis y llevamos ya 47 en veinticuatro años» explicó el también investigador postdoctoral de la Universidad de Vigo, que trabaja en el Centro de Ciencias do Mar e do Ambiente en Madeira (MARE-Madeira), en Portugal.

Un entorno propicio

Estos datos forman parte de un artículo que está pendiente de ver la luz en una publicación científica. «A nivel mundial, ese canal es uno de los mayores puntos calientes de calamares gigantes, como Asturias; la gente de la mar los había visto, empezamos a pedir información y nos fueron dando fotos antiguas de este tipo de restos y todos fueron localizados entre Los Cristianos y Los Gigantes», expuso.

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Las características de los fondos marinos en esta zona parecen ser las idóneas para el kraken, pero también para otros cefalópodos colosales de gran profundidad, como el calamar gato (Taningia danae) o el pulpo gigante de siete brazos (Haliphron atlanticus).

«En el estudio comparamos el sur de Tenerife con otras zonas donde aparecen con frecuencia y hay autores que dicen que la topografía influye, con canales y grandes pendientes en talud», indica Escánez, «en Canarias no tenemos ese tipo de canal, pero la morfología de los taludes de La Gomera y Tenerife forman un falso cañón submarino que parece favorecer a este tipo de animales, que lo usan como zonas de alimentación y reproducción». Esto podría explicar el hecho de que muchos de los restos que aparecen en la superficie de las aguas canarias sean de hembras con esperma implantado en el cuerpo.

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Ha habido ya varios intentos para intentar grabar al calamar gigante en esta parte de Canarias, pero los costes han frenado las últimas tentativas. Ahora una productora francesa parece interesada en explorar el reino del kraken, un territorio que se mueve entre los doscientos y los mil metros de profundidad, si bien se desconoce su perfil de buceo.

Detalles del encuentro y del tamaño del pico del calamar gigante. Teo Lucas

Los calamares gigantes documentados por la ciencia suelen medir entre los diez y los trece metros (con tentáculos) y pesar hasta 220 kilos. En el caso del último ejemplar de Tenerife, el cefalópodo medía 1,1 metros solo de capuchón, aunque tenía una mordida de calderón. Con los tentáculos, aunque estaban seccionados, alcanzaba los 3,6 metros.

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El ejemplar del sábado no fue pesado, pero Teo Lucas detalla que «subirlo a la zodiac me costó Dios y ayuda, entre tres personas casi no podíamos con él». Y asegura que cuando lo trasladaron «todavía tenía impulsos nerviosos y algo de movilidad».

Lucas llevó el animal hasta el Puerto y en colaboración con el personal de Tragsa que trabaja en el área marina Teno-Rasca y del Instituto Español de Oceanografía-Centro Oceanográfico de Canarias se pudo congelar. Se espera que en diciembre se le pueda realizar la necropsia.

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«Está bastante entero, queremos iniciar luego un proceso de conservación y exponerlo», añadió Escánez. «La gente debería verlo», añadió Lucas, quien insistió en la necesidad de dar a conocer estas joyas del patrimonio natural canario.

Detalle del ojo. Teo Lucas

En las islas, la caza de los calamares por parte de los calderones tropicales (Globicephala macrorhynchus) también parece jugar en favor de la visibilidad de más restos de cefalópodos gigantes que en otras partes del mundo. «Tenemos la suerte de que aquí hay abundancia de calderones que dejan resto de sus cacerías», expuso el biólogo marino.

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Hasta el año 2007 se pensaba que los calamares gigantes solo formaban parte del menú de los cachalotes (Physeter macrocephalus), pero ese año se pudo comprobar en Tenerife que también los calderones tropicales se alimentaban de estos colosales invertebrados.

De hecho, en el caso del canal entre Tenerife y La Gomera, la presencia de cachalotes es más esporádica que en otros puntos de las islas porque las poblaciones de calderones expulsan a sus posibles competidores.

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Las estrategias defensivas de los calamares gigantes frente a sus depredadores varían desde el tradicional uso de tinta hasta la posibilidad de cercenar sus tentáculos, que le vuelven a crecer luego como hacen también las lagartijas con sus rabos.

Estos animales no son aptos para el consumo humano debido a las altas concentraciones de amoniaco que acumulan y que les sirven para mejorar su flotabilidad en el mar.

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