Santa Bárbara dijo que no pensaba que fuera ilegal pagar ya que era al director general

El empresario ganadero Julián de Santa Bárbara, que este jueves compareció por primera vez ante la autoridad judicial en calidad de investigado en el caso Mediador, declaró que no pensaba que haber pagado 6.000 euros a Taishet Rodríguez para que le legalizara su negocio «fuera ilegal» ya que se trataba del director general del área en el Gobierno de Canarias.

En la ronda de comparecencias celebrada ante el Juzgado de Instrucción número 4 de Santa Cruz de Tenerife, el empresario y piloto de rallys, Luis Monzón, calificó a Marcos Antonio Navarro Tacoronte como un «cantamañanas», mientras la que fuera amante del general Espinosa, Adelaida María Pérez, dijo en la misma línea que no le había dado «buena impresión», que no le «gustaba nada».

Este fue un denominador común entre las cinco personas citadas este jueves para declarar, el tratar a Navarro Tacoronte, conocido como el mediador, como una persona que intentó ganarse la confianza de todos a base de supuestos engaños con la connivencia de, al menos en esta ocasión, de la ayuda del también investigado Taishet Fuentes.

Julián de Santa Bárbara, investigado por la supuesta comisión de un delito de cohecho, es el propietario de la ganadería Queso Rosa de La Madera, situada en una zona parcialmente protegida en Fuerteventura. Por eso, según contó, le fueron a visitar Taishet Fuentes en compañía de Navarro Tacoronte.

Contó que fue una visita inesperada en noviembre de 2020 con la excusa de conocerse ya que Fuentes había accedido al mando del área de Ganadería del Ejecutivo y eran conocedores de los problemas administrativos que tenía este empresario. Explicó que Navarro le podía ayudar ya que pertenecía al Gobierno y viajaba a Madrid y luego quedaron el 27 de noviembre en un hotel de El Castillo.

Allí se reunió Julián de Santa Bárbara con Fuentes y Navarro y estos últimos le contaron, según declaró, que tenía que pagarles, primero 9.000 euros de un total de 50.000. Les respondió que era mucho y al final terminó pagándoles en efectivo 6.000 pensando que aquello no era una ilegalidad ya que, supuestamente, el dinero iría a cubrir los costes de la gestoría.

Añadió que él, a pesar de que no los conocía de antes, confiaba plenamente en esas dos personas.

Por otra parte, el empresario y conocido piloto de rallys, Luis Monzón, acudió a declarar en calidad de testigo ya que apareció en la investigación relacionado en unos contactos entre el general Espinosa, el empresario del sector fotovoltaico Antonio Bautista, y una empresa con la que el deportista mantiene unos lazos estrechos.

Monzón se limitó a explicar que lo único que hizo fue atender a un requerimiento de «su amigo» el investigado general Espinosa para que atendiera a Bautista y le cerrara una cita con los responsables del grupoempresarial con la intención de ofertarles la instalación de plazas solares.

Manifestó que sólo ejerció de contacto entre ambas partes y, posteriormente, tras reunirse ellos al final no llegaron a un acuerdo puesto que lo que ofertaban estaba a precios fuera de mercado.

La magistrada instructora le cuestionó si no le extrañaba que su amigo, un general de división de la Guardia Civil, se relacionara con alguien de diferente entorno social, actitud malcriada y grotesca, bebido y bajo los efectos de sustancias como era el mediador, de la misma forma que se lo cuestionó a otros testigos. Monzón respondió que sí y que tras hablar en un par de ocasiones, le dio la sensación de que se trataba de «un cantamañanas».

Otro de los testigos fue el empresario ganadero Raúl San Pablo, quien dijo que había pedido una subvención para una ordeñadora y no sabía hacer una firma digital. Por eso se le pasó el plazo y no la recuperó.

Contó que Navarro le ofreció ayuda para recuperarla puesto que se había enterado de esa circunstancia, y por eso le pagó 6.000 euros que luego le devolvió ya que no se fiaba.

Por último, el ingeniero Jerónimo José Blanco declaró que conoció a Navarro Tacoronte y a Antonio Bautista por medio de su padre y que le ofrecieron un trabajo ya que había terminado sus estudios.

Aceptó y les ayudó a entablar cuatro reuniones con las empresas Las Pocitas, Rosa de la Madera, La Villa y Quesería la Felipa La Montañeta, pero al final se desligó de ellos ya que les dio dinero que pudo recuperar.

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