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Pareja. Dulce Fajardo y Leandro Cedrés, residentes con solera en el recinto, descansado tras charlar con CANARIAS7. C7

Leandro y Dulce viven seguros

La residencia de mayores de Tinajo es un perfecto ejemplo de cómo, tomando medidas preventivas y siendo constantes en la aplicación, se puede evitar que la covid-19 aparezca

JOSÉ RAMÓN SÁNCHEZ

Miércoles, 17 de febrero 2021, 00:00

Dulce Fajardo y Leandro Cedrés son parte de los 28 residentes que conviven de modo cotidiano en el centro de mayores de Tinajo, propiedad del Cabildo y bajo la gestión directa de Clece. Matrimonio, comparten cuarto en el edificio del que apenas salen, salvo para ir al médico, la farmacia o realizar alguna gestión personal, siempre acompañados por algún cuidador. La limitación de movimientos es parte de las garantías impuestas para combatir al coronavirus. Y eso a pesar de que se vacunaron ambos recientemente, como la gran mayoría de sus compañeros. Pese a estar ya inmunizados, son conscientes de que aún les restará algún tiempo para recuperar la normalidad perdida.

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«Estamos un poco cansados de estar encerrados», dice Dulce, «porque no podemos salir cuando uno quiere». Más contundente aún es Leandro cuando valora sentirse alguna vez «como en una cárcel», dice mientras muestra una sonrisa irónica por conferencia telemática. No obstante, ambos tienen asumido que la movilidad acotada es parte del esfuerzo para que la covid-19 sea un mal indeseable de puertas hacia fuera. Como apunta Alba Curbelo, terapeuta ocupacional que comparte alegrías y penas con los mayores, «es a cambio de la seguridad».

La clave de que el recinto sea ajeno al coronavirus es precisamente el máximo respeto a la disciplina impuesta para preservar la inmunidad. Los residentes se manejan de manera cotidiana con elementos de protección, al igual que hace el personal. Del primero al último, los 38 profesionales que cuidan de los mayores ofrecen la máxima implicación, con medidas de prevención y siendo partícipes de la formación que han ido recibiendo para ir optimizando prestaciones. «Es trabajo día a día», puntualiza Carmen Bastida, directora del recinto. Además, una gran ayuda es que «somos una pequeña gran familia».

Cribados quincenales

Cada trabajador está sujeto a pruebas periódicas. De modo cotidiano hacen entradas y salidas escalonadas. Se visten y se desvisten siempre en el edificio, con normas estrictas en el proceso, que también afectan al lavado de los ropajes. Además, tras cada periodo vacacional o tiempo largo de permiso es obligada la PCR. Y como añadido, son protagonistas de los cribados que cada quince días se organizan por Clece.

Estas medidas no son ajenas a los visitantes, cuya presencia se ha limitado en las últimas semanas, por el nivel 4 de alerta que impera en Lanzarote y La Graciosa. La anulación de las visitas cotidianas ha sido bien aceptada por los general por las familias, «que han sido muy comprensivas», agradece Carmen Bastida. La alternativa, las vídeollamadas «en cualquier día de la semana». En el caso de Dulce y Leandro, son bien duchos ante la tableta con la que se comunican con el exterior.

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