Borrar
Sara Bosch, Denise Echegaray y Pedro Cabrera trabajan con la Cruz de Piedra. Cober

Las Palmas de Gran Canaria

Recuperar la Cruz de Piedra pieza a pieza

El monumento que da nombre al barrio recibe una restauración delicada que mima cada centímetro de un elemento desgastado por el paso del tiempo y la mano ciudadana

David Ojeda

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 29 de septiembre 2024, 21:13

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Opciones para compartir

Una red y una valla preservan a la Cruz de Piedra en su privilegiado balcón del Guiniguada. Se podría completar el fotograma con un cartel que añadiera un cerrado por reformas, lo que explicaría la presencia de personal de Tibicena, la empresa encargada de la restauración del monumento, atendiendo al mandato de recuperar un emblema de la ciudad vieja que durante décadas se ha ido degradando por el paso del tiempo y la desafortunada, pero voluntariosa, acción de los vecinos.

Este monumento histórico, anclado sobre la tierra desde 1737, y con un gran valor para explicar los tiempos en los que la ciudad se dividía en dos con el desaparecido municipio de San Lorenzo, padece décadas de abandono, hasta el punto de que se encontraba fuera del inventario de patrimonio de Las Palmas de Gran Canaria.

Subsanado ese error, ahora toca darle esplendor. Desde hace unas semanas el barrio, en el cruce de caminos con San Francisco, recibe cada mañana a un equipo de restauradores encabezado por Sara Bosch y completado por Pedro Cabrera Mendoza y Denise Echegaray.

Ellos son paisaje para la pequeña comunidad de vecinos que ha custodiado la Cruz durante muchos años. Por allí pasan todas los días para advertirles del valor emocional del emblema y mirar con recelo los trabajos que se hacen sobre la piedra, con una desconfianza que solo se explica desde el sentido de pertenencia.

La restauración de la Cruz de Piedra parece una grabación en 'slow motion'. Centímetro a centímetro, con una precisión y un mimo pertinente para no seguir degradando el símbolo que fijaba una frontera y que era refugio para aquellos peregrinos que llegaban desde Teror en cada bajada de la virgen del Pino.

Imagen principal - Recuperar la Cruz de Piedra pieza a pieza
Imagen secundaria 1 - Recuperar la Cruz de Piedra pieza a pieza
Imagen secundaria 2 - Recuperar la Cruz de Piedra pieza a pieza

Sara Bosch se detiene ante la Cruz y la observa. Busca el mejor ángulo en el que agacharse para descargar sus técnicas y avanzar pacientemente en su recuperación. Se enfrentan a piedra pura y. sobre todo dura, por lo que la forma de afrontar los trabajos conlleva la necesidad de utilizar en el proceso materiales de construcción como el cincel.

No todo es físico, existe una base previa, basada en los estudios previos realizados sobre el terreno para contar con un método científico con el que acometer los trabajos.

La Cruz de Piedra bautiza el barrio en el que se encuentra aunque gran parte de la ciudad no sabe dónde ubicarla. Es común confundir la zona con el polígono, bastantes metros más abajo.

Sara Bosch resalta el valor de la pieza mientras admira las vistas a sus pies, con el esplendor verde de las plataneras que inauguran barranco abajo la senda del Guiniguada. «Es verdad que es un monumento que lleva aquí muchos años y que para los vecinos tiene un significado muy importante a parte del religioso. El barrio la toma como su Cruz, a la que ha estando cuidando», expone la restauradora.

El equipo de Tibicena se despliega en la zona por el mandato de La Concejalía de Desarrollo Estratégico, Sostenibilidad y Energía, responsable del catálogo patrimonial que, tras ser advertida por un reportaje de este periódico por el abandono de la Cruz de Piedra, decidió actuar en varias fases que empezaron por su incorporación al documento.

Bosch ha evaluado previamente el monumento y actúa según las necesidades descubiertas. «Hay varias causas principales de su mal estado. La primera es la antropogénica, la causada por el hombre como el tráfico o las cosas que han plantado alrededor, con una loza de hormigón que le han puesto, que genera mucha humedad y la piedra transpira menos. Y luego está la parte intrínseca de la propia piedra, como grietas o deplacaciones, en algunos casos creadas por la humedad», indica.

Tras la localización y la corrección de esos elementos ha comenzado otra parte de la restauración, en la que además de arreglar desperfectos se trata de minimizar las agresiones naturales del futuro. «Hemos empezado por un proceso de limpieza que ha partido de eliminar todas las juntas de cemento. Quitar la loza de hormigón, a ver qué es lo que nos encontramos debajo, y hacer una nueva con materiales de restauración para que transpire la piedra», comenta.

El entorno de la Cruz de Piedra no es acorde a un monumento de esas características. La ladera terrosa que la rodea está llena de basura y el estanque a su lado ha perdido un muro entero de contención, ofreciendo una panorámica de vértigo al vacío.

Según el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, el terreno que rodea a la Cruz de Piedra es privado y está catalogado como suelo rústico de protección paisajística, lo que limita la actuación de embellecimiento del entorno que querría llevar a cabo el Ayuntamiento. Con todo, desde el área de Gemma Martínez Soliño se mantendrá un encuentro con vecinos y vecinas para informar de los cuidados a la Cruz y exponer políticas de colaboración con ellos.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios