Vea la portada de CANARIAS7 de este viernes 5 de diciembre de 2025
Imagen del recinto en el que se produjo la presunta agresión, en el barrio de La Isleta. Juan Carlos Alonso

El investigado por quemar a una joven en La Isleta pensó que ella «iba a morir» y aún así la abandonó

La autoridad judicial ha acordado su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza | Se le investiga como presunto autor de delitos de homicidio en grado de tentativa y lesiones

Francisco José Fajardo

Las Palmas de Gran Canaria

Lunes, 21 de julio 2025, 16:47

El Juzgado de Instrucción número 3 de Las Palmas de Gran Canaria ha decretado el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de Abarrafia Hader, el joven de origen magrebí de 20 años investigado como presunto autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y otro de lesiones cometidos sobre una menor en una infravivienda de La Isleta. La resolución judicial, firmada por el magistrado Tomás Luis Martín Rodríguez, se fundamenta en la gravedad de los hechos, la calificación penal, el riesgo de fuga y la ausencia de arraigo del investigado, quien llegó hace mes y medio en patera a Lanzarote y se encuentra en situación irregular ya que estaba residiendo en el campamento situado en el antiguo cuartel Canarias 50, en El Sebadal.

Publicidad

La autoridad judicial justifica el riesgo de fuga precisamente en esta condición de inmigrante irregular y la falta de vínculos familiares, sociales o laborales en España. Aunque reconoce que existen aún incógnitas sobre lo ocurrido y que no ha podido concretar cómo se produjeron los hechos, optó por la medida más gravosa a instancias del Ministerio Fiscal a la espera de que pueda tomarse declaración a la víctima, que sigue ingresada grave en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

El auto judicial de entrada en prisión detalla que el viernes 11 de julio, cinco días antes de los hechos, se produjo un grave incidente en la carretera de subida a El Sebadal el que «un grupo de jóvenes» grancanarios «persiguió a cuatro de origen magrebí, teniendo estos que refugiarse en la Comisaría de Distrito Norte, resultando uno de ellos apuñalado y otro con heridas». Entre estos se encontraba Abarrafia Hader y, de los perseguidores, consta como investigado quien fue posteriormente uno de los principales testigos en la causa de la menor de la Isleta.

Este contexto previo, según el magistrado, debe considerarse «a efectos de valorar todas las circunstancias favorables y en contra del investigado».

Los hechos del 16 de julio

Ya en la madrugada del 16 de julio, la víctima, una menor de 17 años tutelada por el Gobierno de Canarias que se había escapado días antes de un centro de protección de Valsequillo, sufrió quemaduras graves que afectaron a más del 50% de su cuerpo en el interior de la referida infravivienda abandonada y okupada ubicada en la calle Tirma. Esta joven, en situación de especial vulnerabilidad se había, presuntamente, convertido poco tiempo antes al Islam y había quedado con el investigado gracias a terceras personas. Esa noche, ambos acudieron a la infravivienda y mantuvieron relaciones sexuales en el colchón que luego ardió.

Según la Policía Nacional, las cámaras de seguridad localizadas en el entorno captaron cómo, a las 3.53 horas, la menor salió por una ventana estrecha, cruzó un foso de 60 centímetros y saltó un muro. Aparentemente no mostraba quemaduras visibles en ese momento, pero sí signos de desorientación y dolor. Las imágenes, aunque de baja calidad, sugieren que la chilaba que vestía –en otra ocasión el juez lo llama burka– estaba intacta por delante, pero parcialmente quemada por detrás, lo que contradice inicialmente la versión ofrecida por el investigado.

Publicidad

Instantes después, se apreció en los vídeos que Abarrafia salió del mismo inmueble. Se acercó a la víctima por la espalda y la abrazó o la sujetó durante 14 segundos mientras que ambos estuvieron fuera del plano. Luego él reapareció solo, sin contacto visible con ella. Poco después, varios testigos observaron a la joven en estado grave y al investigado que fue agredido por varias personas. Fue la Policía Local quien finalmente lo retuvo.

A las 3.54 horas, un vecino de dicha calle Tirma alertó la presencia de humo saliendo del inmueble. No se observaban llamas, lo que indicaba que el fuego estaba empezando. Minutos después, se captaron en las imágenes destellos del incendio cuando ya había presencia policial.

Publicidad

Dentro de la infravivienda no había nadie más que la víctima y el investigado. La disposición del espacio hacía improbable que la joven pudiera haber salido por sus propios medios, más aún si ya presentaba lesiones internas graves, como se confirmaría más adelante. Aunque no se descarta que Hader la ayudara a escapar, el tiempo entre la salida de ambos y su afirmación de que regresó para intentar apagar el fuego, generan dudas. Especialmente, si se tiene en cuenta que él mismo describió a la víctima como alguien que estaba «muy mal», con «piel colgando de un pie» y que pensó que «iba a morir allí».

Pese a ello, su reacción fue volver al interior del inmueble, en lugar de asistirla. El magistrado considera esta conducta como «inexplicable» y no descarta que el investigado pudiera haber entrado y salido de la casa más de una vez, con fines no esclarecidos. Él mismo reconoció haber saltado el muro hacia el interior, lo que refuerza la sospecha.

Publicidad

La Policía concluyó que el fuego comenzó donde se hallaron colchones, plásticos y materiales inflamables. No detectaron acelerantes, pero sí se identificó un único foco de origen humano. En la escena también se encontró un mechero, una botella con líquido y un tapón perforado, todos en proceso de análisis.

El auto expone unos antecedentes que el magistrado cree que deben tenerse en cuenta para valorar la declaración del testigo que llamó al 112 a las 04.01 horas para dar la voz de alerta: es uno de los jóvenes investigados por la Policía por haber perseguido cinco días antes a un grupo de magrebíes que se refugiaron en la Comisaría del Distrito Norte, en un incidente en la subida a ElSebadal que se saldó con un joven apuñalado y varios más heridos. Entre ellos estaba Abarrafia.

Publicidad

«¡Lo voy a reventar!»

El auto remarca que lo primero que dijo ese testigo cuando llama al 112 fue: «¡Mira, ese moro está otra vez en la casa! ¡El que apuñaló a mi colega! Está ahí». Y luego añade, cuando el operador de emergencias le pide que se explique: «Ahí, en La Isleta. ¡Yo lo voy a reventar! ¡Voy a ir para allá! ¡Se lo juro por mi madre!».

Después comunicó que está saliendo humo del inmueble, contó que ha visto salir de ahí al ahora investigado («ese cabrón», dice) y, tras dos preguntas más del 112 sobre lo que estaba pasando, agregó: «Hay una chica que salió... Está como quemada entera. Está muy mal». Ese mismo testigo, cuando llegaron los servicios de emergencia, se llevó «aparte» a la menor y habló con ella a solas sin que conste lo que le dijo, un comportamiento, avisa el juez, que «podría tener consecuencias procesales si se interpretara como un intento de manipular o condicionar el relato de la víctima».

Noticia Patrocinada

Sobre ese marco de dudas sobre la versión del testigo, el juez explica que, por un lado, la Policía le informó que encontraron acelerantes en los restos del incendio (como líquidos inflamables), sino solo un mechero junto a un colchón calcinado. Y por otro, explica que los médicos del Hospital Virgen del Rocío creen que a la víctima la quemaron tras rociarla con algún tipo de líquido, porque si se quemó por accidente al incendiarse el colchón, tuvo que estar expuesta al fuego «de manera pasiva y prolongada, bajo los efectos de sustancias», conceden. El juez detalla que eso no está acreditado, «pero esa tesis no se descarta», así que pide que le hagan en Sevilla un análisis de tóxicos a la víctima.

La joven fue intubada y trasladada desde el Negrín a la UCI del hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Señala el informe clínico que la menor no llevaba ropa bajo la chilaba, y que no localizaron restos calcinados de otras prendas, lo que introduce nuevas dudas sobre si fue vestida antes o después de sufrir las quemaduras. A esto se añade que la mayor parte de las heridas se concentran en la espalda y las extremidades posteriores, coincidiendo con testimonios que aseguran haber visto que la parte trasera de la chilaba estaba quemada y no tenía tela.

Publicidad

La tesis que planteó el investigado en su declaración fue que ambos mantuvieron relaciones y luego se fumaron unos porros. A continuación tiraron las colillas encendidas sobre basura y que esa fue la causa del fuego. Sin embargo, los forenses descartan inicialmente que las quemaduras en la espalda —de gran intensidad— pudieran haber sido causadas por este tipo de ignición. Según él, la menor se encajó en la ventana al salir y fue alcanzada por las llamas por debajo, pero el dictamen médico no avala esa hipótesis. Los informes indican que las quemaduras no solo se concentran en las piernas y abdomen, como cabría esperar en ese escenario, sino también en la espalda.

El investigado no supo explicar esa circunstancia, más aún cuando insistió en que la joven permaneció siempre boca abajo y que no había llamas en el techo ni rescoldos cayendo desde arriba.

«Se hace preciso, con toda premura, resolver las contradicciones de los testigos. Escuchar al Policía Local y al personal de la ambulancia a la que la víctima refirió que había sido el investigado el que le había causado las quemaduras prendiendo, se entiende, el colchón con un papel», razona el instructor en su auto, antes de dictar prisión sin fianza para Abarrafía por delitos de homicidio en grado de tentativa y lesiones a la espera de recibir más pruebas.

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Regístrate de forma gratuita

Publicidad