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Los vestigios de la dictadura franquista en el municipio tienen los días contados. A la decisión de cambiar el nombre de cuatro calles, adoptada esta semana, se suma ahora el expediente para retirar los dos reconocimientos que Las Palmas de Gran Canaria concedió en vida a Francisco Franco Bahamonde: el nombramiento como hijo adoptivo y la medalla de oro.
El dictador fue nombrado hijo adoptivo en el mes de septiembre de 1936. La comisión gestora del Ayuntamiento de Las Palmas (por entonces no se había añadido la coletilla de Gran Canaria), que estaba bajo la presidencia de Antonio García López, le otorgó ese reconocimiento.
La concesión de esta distinción iba acompañada de una felicitación de la ciudad por el nombramiento de Franco como jefe del Gobierno de España, que quedó consagrado por el decreto 138/1936, de 29 de septiembre.
Así, en el acta se hacía constar «la satisfacción que le ha producido que el glorioso General Don Francisco Franco Bahamonde haya sido nombrado Jefe del Estado y Generalísimo del Ejército Nacional, accediendo a la justa aspiración de la población de Las Palmas, que se siente honrada de que desde ella iniciara el movimiento salvador de España».
Se hacía referencia así a la noche del 17 de julio de 1936, cuando Franco durmió en la habitación 3 del hotel Madrid, poco antes de partir hacia la Península para participar en el golpe de estado que inició la guerra civil, en la que perecieron el gobierno legítimo de España y la vida de más de medio millón de españoles.
Desde el tono adulador que preside la redacción del documento, se informa de que la declaración de Franco como hijo adoptivo de la ciudad se hace por «aclamación». Y se invita a los corporativos del Ayuntamiento a participar en una manifestación que fue convocada para celebrar el nombramiento del dictador como jefe de estado.
«La Presidencia hace presente a los señores concejales que habiéndose organizado una manifestación para festejar la elevación a la más alta Magistratura del mencionado General, propone que el Ayuntamiento, en Corporación, se ponga a la cabeza de la misma para solicitar de los señores Gobernador Civil y Comandante Militar transmitan al General Franco la satisfacción de este Ayuntamiento y el testimonio espontáneo de esta Ciudad».
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Treinta y tres años después, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria acordaba la concesión a Francisco Franco de la medalla de oro de la ciudad. En aquella ocasión, fue el Pleno el que tomó esta decisión para celebrar el trigésimo aniversario de la victoria golpista, la que se refiere como «la paz española».
Bajo el título 'Medalla de Oro al Caudillo', un sucinto párrafo informaba de la resolución municipal: «Por la Alcaldía-Presidencia se da cuenta del acuerdo adoptado por la Comisión municipal Permanente proponiendo al Pleno municipal se concediese al Excelentísimo Señor don Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado español y generalísimo de los Ejércitos, la Medalla de Oro de la Ciudad, con motivo de cumplirse el XXX aniversario de la paz española obtenida bajo su mandato. El Concejo seguidamente acuerda conceder al Caudillo dicha distinción por aclamación de los presentes».
La anulación de estos dos acuerdos tiene su origen en la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, que fijaba la obligación de las administraciones públicas de retirar «escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura».
Con estas bases, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria elaboró en 2019 un informe sobre los vestigios de la dictadura en el municipio. En él se proponía la supresión de once elementos: el nombramiento de Franco como hijo adoptivo, su medalla de oro, el escudo de la fachada de la Base Naval y los nombres de las calles José Calvo Sotelo, Mario César, Jesús Ferrer Jimeno, Juan Saraza Ortiz y la de la plaza García Escámez, así como el del edificio José Antonio (conocido como la casa del coño) y el del salón García Escámez del hotel Santa Catalina, además de las placas de Falange en diferentes edificios.
En junio de 2019 se aprobó, por mayoría de los corporativos, el cambio de todos estos nombres, salvo el del edificio José Antonio, que por ser un inmueble privado depende de la comunidad de propietarios; y la eliminación del escudo de la Base Naval, que fue desechada porque tiene una protección integral.
Sin embargo, la tramitación del cambio de nombre en el resto de los elementos ha sido más lenta de lo esperada. Tan solo operó en Calvo Sotelo (ahora calle El Progreso) y en el salón García Escámez, que, con la última reforma que dirigió Barceló, pasó a llamarse salón Miguel Martín-Fernández de la Torre.
Solo en el presente mandato se ha terminado de impulsar el acuerdo plenario de 2019. El martes pasado, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria aprobaba la colocación del rótulo de Pilar de Lugo Eduardo, pintora, sobre el de Juan Saraza Ortiz; el de Antonio Medina Vega, demócrata (1941-1946), sobre el de Jesús Ferrer Jimeno; el de Eugenio IV-Papa, defensor de los canarios sobre el de García Escámez en la plaza de Schamann; y el de María Araujo, figurinista, sobre el de Mario César.
Quedaba, por tanto, la retirada de la medalla de oro de la ciudad concedida a Francisco Franco, así como la anulación de su nombramiento como hijo adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria. Y para hacerlo, el Consistorio ha convocado una sesión extraordinaria de la comisión especial de pleno de Honores y Distinciones, que se celebrará este lunes 16.
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José A. González
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Clara Alba y Edurne Martínez | Madrid
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