Fiestas del Carmen en La Isleta: dos años para llamarla «¡guapa!»
Procesión ·
La emoción se desborda en el barrio de Las Palmas de Gran Canaria al recuperar la tradicional procesiónLa Virgen del Carmen siempre ha estado ahí, en la iglesia de la calle Benartemi, en La Isleta. Pero los devotos la querían ver en la calle, en sus calles, y la querían vitorear, y decirle a la cara lo «¡guapa!» y lo bonita que es. Como también querían escuchar alguna saeta, ver cómo el gentío pasaba por las calles engalanadas y comprobar la pericia de los costaleros cargando con el trono.
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Todo eso que no se pudo hacer en 2020 y 2021 por la pandemia, este sábado se hizo realidad antes del alba: tras las misa de las 4.30 horas, la imagen salió de nuevo en procesión y la emoción se desbordó, con lágrimas, abrazos, cánticos y aplausos. Muchos aplausos.
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«Es una noche en la que no se duerme. Esto es especial», comentaba Pedro Daktari, 'transformado' en costalero. Mientras la función religiosa avanzaba, él, como otros costaleros, ajustaban el vestuario, hacían algún estiramiento y liberaban la tensión. Después les tocaría ser esos otros protagonistas que no se ven y que siguen atentos las órdenes de quienes rodean el trono.
Tensos también se veía a los agentes de la Policía Local y la Policía Nacional, que se coordinaban para poner orden en un gentío que quería estar lo más cerca posible del trono, porque no solo hay que ver a la Virgen del Carmen en su procesión sino también, si es posible, tocar el andamiaje que la sostiene.
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Menos tenso, quizás por aquello de que su procesión va por dentro, el párroco Agustín Sánchez también vive estos días su particular maratón. El viernes, tras la misa de las ocho de la tarde, se le acercaban muchos vecinos a pedir que bendijera un escapulario, un rosario o una imagen de la Virgen del Carmen que acababan de comprar. Y este viernes, en esa madrugada tan especial para los isleteros, ofició una mesa en la que no faltó una plegaria «por los pescadores y por todos los marineros». A fin de cuentas, es lo que toca con la patrona de los hombres y mujeres de la mar.
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Mientras la procesión seguía su caminar, en la parte baja de la calle Benartemi y en La Naval estaba preparado el dispositivo de limpieza activado por el Ayuntamiento. A ellos les tocaría después recoger la huella de miles de personas alrededor de la imagen, así como los rastros de una larga noche en la que casi nadie durmió en La Isleta. Tras dos años de espera, una vigilia es un sacrificio más que admisible.
Así se vivió en directo la procesión
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