Un cuerpo que ya puede descansar en paz
Crónica ·
Ángel Ferrera podrá ser incinerado después de haber pasado sus últimos meses en un tenso clima de conflicto entre su esposa y sus hijas que acabó en los juzgadosA primera hora del martes 16 de agosto se presentaron en las dependencias del juzgado de guardia de la Ciudad de la Justicia de la capital grancanaria las hijas del fallecido Ángel Ferrera. Lo hicieron visiblemente afectadas porque horas antes, concretamente a las cuatro de la madrugada, habían perdido a su padre, que sufría un terrible cáncer con una metástasis que se había extendido por todo su cuerpo.
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La presencia de estas personas en el órgano judicial tras haber recibido esa traumática noticia no correspondía al proceder habitual en este tipo de situaciones y, por ese motivo, incluso el propio personal adscrito al Juzgado de Instrucción número 3 de Las Palmas de Gran Canaria que estaba de guardia ese día, se mostró bastante sorprendido. Pero todo fue a más cuando las hijas de Ferrera solicitaron a la autoridad judicializar el cadáver de su padre.
En concreto, interesaron que se le practicara una autopsia, a pesar de que el médico que acudió al domicilio de Ferrera donde dio su último adiós, certificó que la causa de la muerte había sido el cáncer que padecía.
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En ese momento comenzó un sinfín de consultas y peticiones de esta parte de la familia del empresario, encabezadas en ese momento por su hija Sonia que es licenciada en Derecho y conoce a la perfección los pasillos de la Ciudad de la Justicia.
Ese día, el magistrado titular de ese órgano judicial, Tomás Luis Martín Rodríguez, se encontraba de vacaciones y estaba siendo sustituido por su compañera adscrita a Instrucción 8, Luz Calvé Mortes. Su señoría, junto a la letrada de la Administración de Justicia, ordenaron recabar su historia clínica y admitieron esa petición para que el cuerpo de Ángel Ferrera fuese examinado por una forense de guardia en el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas.
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Por ese motivo, tuvieron que trasladar el cadáver que ya incluso había sido depositado en el tanatorio a las instalaciones del IML en el paseo Blas Cabrera Felipe, donde le realizaron un primer análisis que determinó que, en principio, no había signos ni señales de que la muerte hubiese sido provocada por otro motivo que la propia enfermedad que sufría el empresario. Pero para complementar el análisis, extrajeron muestras del cuerpo que fueron enviadas al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses en su sede de La Cuesta (Tenerife), que arrojarían luz ante la sospecha de envenenamiento que mantenían las hijas de Ferrera y señalaban a su pareja actual, María Tavío, con quien no tenían relación alguna.
Ese conflicto, según fuentes cercanas a la familia, habría nacido cuando Ferrera ya había contraído la enfermedad y comenzó a raíz de las discrepancias mantenidas entre ambos bandos acerca de la manera de cuidar al empresario. La situación fue crispándose con el paso del tiempo hasta que un día hubo una discusión en el domicilio de Ferrera y sus hijas -que viven en el inmueble contiguo- llamaron a la policía. Los agentes, cuando llegaron, intentaron mediar entre las hijas de Ferrera y su segunda esposa. Como resultado de la discusión, las hijas fueron a comisaría y denunciaron a María Tavío.
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Ahora, el Juzgado de Instrucción número 3 deberá disponer el traslado del cuerpo del fallecido hasta el tanatorio para que, tras más de 15 días dentro del IML de Las Palmas, pueda descansar en paz.
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