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Una familia rota por el dolor

Shuzhi Lu, la madre biológica del niño de nueve años asesinado a palos por la mujer de su expareja, vino a Gran Canaria para asistir al juicio. Ahora espera que «se haga justicia y que los dos, tanto ella como él, sean condenados y paguen por lo que le hicieron a mi niño», exclama

Viernes, 17 de julio 2020, 05:01

Se llama Shuzhi Lu y es la madre biológica de un niño al que arrancaron la vida de forma cruel un 8 de mayo de 2016 en la capital grancanaria. Y lo hizo la actual pareja sentimental de su ex, según reconoció en el juicio esta semana, a golpes con las manos y con un palo con un clavo de acero en su punta durante más de 40 minutos. Una agresión brutal que acabó con la vida de una criatura de nueve años y sumió en la angustia a Shuzhi Lu y su familia.

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Esta mujer de 51 años y que se ha personado en el juicio como acusación particular, llegó desde China a la isla de Gran Canaria en busca de trabajo para conseguir un futuro mejor y aquí conoció a Rongchao Huang –acusado de no haber hecho nada para evitar que Na Li apalizara a su hijo–, un compatriota suyo con el que comenzó una relación sentimental. Tras un tiempo noviazgo y convivencia, ella se quedó embarazada de un niño –la víctima– que nacería el 22 de noviembre de 2006. Esa fecha fue de «felicidad plena» para ambos, como cuenta Shuzhi Lu, aunque la misma no duró mucho porque al poco tiempo, ese vínculo afectivo entre ambos se rompió y regresó de nuevo a China con el pequeño, ajenos ambos a la tragedia que ocurriría nueve años después.

Shuzhi Lu cuenta a este periódico que al principio, la relación entre su ex, la actual pareja y ella era cordial y por eso cedió a dejar que trajeran al menor a Gran Canaria: «Me decía que había tenido otro hijo y el niño se criaría con su hermano y con su pareja, que era una persona buena. Por eso accedí sin pensar que nada de esto fuese a ocurrir», manifiesta.

Tenían contacto habitual hasta «unos seis meses antes de la desgracia», narra Shuzhi Lu. «Llamaba y ella me decía que siempre el niño estaba estudiando y muy ocupado y mientras, el padre me explicaba que estaba trabajando todo el día. Na Li me ponía excusas para no pasarle el teléfono o hacer una videollamada con mi hijo», relata.

Pero llegó el mes de mayo de 2016 y un día, mientras Shuzhi Lu estaba visitando a su familia en China, la llamó una amiga de Gran Canaria para decirle que algo había pasado: «Me llamaron y me dijeron que habían leído en el periódico una noticia de una mujer china que había matado a su hijastro en Gran Canaria. Yo le dije que era imposible que fuese mi hijo a pesar de que me insistía en la noticia». Luego, cuando vio los nombres de los acusados, se le vino el mundo encima. «Llamé muchísimas veces al padre del niño y a su pareja y no lo cogían y por eso fui a cambiar los billetes de vuelta para venirme a Gran Canaria lo más rápido posible. Nada más pisar la isla, fui al juzgado a preguntar por lo que había ocurrido y fue cuando un abogado me dijo lo que habían hecho con mi hijo». En ese momento se derrumbó: «Jamás olvidaré ese instante y como se ve vino el mundo encima», recuerda.

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«Me dieron mareos y me pasé muchos días llorando. Tenía mal cuerpo y apenas podía ni siguiera mirar el móvil porque no me tenía en pie...», confiesa la madre del menor asesinado.

Ahora, más de dos años después, afirma tener la cabeza más fría para decir que «el padre ha sido más malo que ella porque si me hubiese dicho que había problemas con el niño, me lo habría llevado conmigo sobre la marcha y no fue así. No me dijo nunca nada y permitió lo que pasó y se podría haber evitado. Es imposible que nunca lo tocara o mirara para ver las marcas que tenía. No me lo creo», sostiene convencida.

Ahora, solo espera que «se haga justicia y que los dos sean condenados aunque, si me preguntan a mí, personalmente sería feliz si los dos pasan los mismos años en prisión porque ambos fueron responsables. Que pasen el máximo tiempo en la cárcel ya que, aunque no me devolverán a mi hijo, al menos pagarán por lo que hicieron. Acabaron con la vida de mi niño, pero también con la de toda mi familia que ha pasado unos años llenos de angustia», narra Shuzhi Lu, que estará en la isla hasta el último día del juicio para ver «si se hace justicia».

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Angustia

Shuzhi Lu no pudo evitar narrar los momentos de angustia que ha vivido desde que le comunicaron que la pareja de su exnovio le había arrebatado la vida a su hijo. Ahora, sigue ese rostro cargado de tristeza que le ha impedido incluso asistir a las sesiones del juicio sin poder evitar derramar lágrimas de dolor: «Lo he pasado mal estos días al ver de nuevo a los dos. Se me han pasado muchas cosas por la cabeza y hasta cometer alguna locura, pero he pensado que tiene que actuar la justicia, aunque en ocasiones no he podido evitar romper a llorar». Tras los hechos, Shuzhi Lu afirma que ha «tenido que precisar de atención médica en dos ocasiones por mareos, caídas y una tristeza que me persigue desde que me dijeron que habían matado a mi hijo».

«El niño era muy bueno»

Shuzhi Lu solo tiene palabras bonitas para su hijo fallecido: «Guardo muchas fotografías de él, pero reconozco que cuando las veo sufro muchísimo. No las puedo mirar... Tengo miedo de ver su cara», sostiene. «El niño no era malo, todo lo contrario. Era muy listo y muy bueno y no hacía falta que nadie le pegara para que hiciera las cosas bien porque solo con hablarle y educándolo, ya bastaba. En el juicio han hablado sus profesores y todos coinciden en que era un niño muy bueno y con un gran corazón, por lo que no entiendo lo que decía Na Li sobre mi hijo. Es todo mentira para justificar lo que ella hizo. Le hicieron de todo al pobre niño e incluso me sorprendió cuando dijeron que tenía marcas de cigarros en el cuerpo ya que ella no fumaba, el que lo hacía era el padre por lo que yo pienso que fue él el que le hizo eso que contaron en el juicio. Seguro que el padre también le pegaba», advierte sobre su expareja. Él, «cuando lo conocí era una persona tranquila, que nunca nos trató mal, pero cuando empezó la relación con Na Li, se convirtió en un hombre malo».

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