«Mandé mil mensajes para saber cuándo abren»

Los centros privados de educación infantil para niños y niñas de 0 a 3 años pudieron reabrir ayer aplicando las normas sanitarias dictadas para prevenir el virus. Los pequeños encajaron bien una vuelta a las aulas que alivia a sus progenitores

Jueves, 16 de julio 2020, 13:41

No he parado de mandarles mensajes preguntándoles: ¿Y cuándo abren?, ¿cuándo abren?, pero ¿cuándo abren?», comenta Martín Becker, con una sonrisa de oreja a oreja porque, al fin, ayer, después de varios meses de espera, pudo dar un paso hacia la nueva normalidad y su pequeño volvió a la escuela infantil, cerrada desde marzo.

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«Tenemos mucho trabajo los dos y era chungo teletrabajar con el niño. No sé los demás, pero nuestro hijo está muy activo. Solo uno podía trabajar y el otro se tenía que ocupar del niño», explica el joven padre de origen alemán en la puerta de la escuela infantil Mi arco iris, una de las siete de Gran Canaria que reabrió ayer aplicando las medidas de higiene dictadas por la Consejería de Educación.

Habla mientras le quita a su hijo de poco más de dos años los zapatos reservados para la guardería y le pone otros para usar en calle. Omayra Santacruz, la responsable de Mi arco iris, le ayuda en la operación.

Ella también tiene un calzado especial para la escuela y otro para la calle. De hecho, al llegar al centro, se cambió de ropa y se calzó la mascarilla en uno de los rituales que tendrá que repetir a diario para evitar la entrada del covid-19 en sus aulas; como usar, además de mascarillas, pantallas faciales y delantales desechables de papel de un solo uso para manejar a los bebés, asignar un plato y un vaso a cada niño y lavarse las manos continuamente.

La guardería tiene capacidad para 39 niños. Ayer solo volvieron diez. «Lo necesitaban tanto ellos como los padres», comenta la educadora tras comprobar que ningún niño tuvo problemas de adaptación en el primer día de la vuelta al cole.

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Tanto es así, que el pequeño de los polacos Arcadio y Ana intentó volver a entrar en el centro del que había salido hace unos minutos. «Estábamos rezando para que volvieran a abrir. Tener encerrado en casa a un niño de dos años y siete meses no es fácil», cuenta Arcadio Jargan.

Santacruz espera que en unos días se incorporen otros siete niños. Si no, la reapertura de la escuela sería económicamente inviable. «Abrir con diez niños no es rentable», reconoce la directora de Mi arco iris, que se encarga del cuidado de los pequeños junto a otras tres educadoras.

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