El experimento majorero
El Palacio de Formación, Congresos y Auditorio de Puerto del Rosario se equipara este año al Alfredo Kraus y al Adán Martín como sede principal. Por el momento, la respuesta popular ha sido mínima.
Fuerteventura es la principal novedad de la 34ª edición del Festival de Música de Canarias. No es la primera vez que esta cita, que organiza el gobierno autonómico a través de la empresa pública Canarias Cultura en Red, recala en la isla, pero hasta ahora nunca se había equiparado a Gran Canaria y Tenerife como sede principal.
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Esta etiqueta no es baladí. Implica que las dos principales formaciones foráneas que integran la programación –la Filarmónica de Munich y la de Novosibirsk con Iván el Terrible– tocarán también en el Palacio de Formación, Congresos y Auditorio de Fuerteventura, como también harán en el Alfredo Kraus y en el Adán Martín. Otro tanto sucederá con los conciertos protagonizados por la Filarmónica de Gran Canaria.
Incluso, el recinto de Puerto del Rosario repite como sede del concierto inaugural el próximo jueves, día 11. Ya asumió este rol en enero de 2015, cuando se abrió el Festival con el tenor peruano Juan Diego Flórez sobre el escenario, en una noche en la que también se estrenaba el propio inmueble.
El experimento tiene varias lecturas y su desarrollo, según las fuentes consultadas, marcará si tiene continuidad o pasa al cajón de las ideas brillantes que acabaron en fiasco.
El público majorero y el de las islas no capitalinas, evidentemente, tiene el mismo derecho que el grancanario y el tinerfeño para contemplar los conciertos de las cinco grandes –por el número de músicos sobre el escenario, no es una calificación referida a la calidad– formaciones. ¿Pero ese público es tan numeroso como para justificar el desembolso económico que implica llevar a estas orquestas al completo hasta Puerto del Rosario?
El portal de ventas oficial del Festival, a día de hoy, demuestra que el riesgo que se ha tomado ha sido mayúsculo. Para los conciertos, incluido el inaugural, el panorama es similar: un batallón de asientos sin vender y un fracaso total de la campaña de abonados.
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Según las mismas fuentes, esta situación, que atisba un nuevo déficit económico, no ha sorprendido en el seno de Canarias Cultura en Red.
Por esta razón, en el capítulo de ingresos previstos lo que se espera recaudar en Fuerteventura es ínfimo dentro de un total que asciende a 462.287 euros. Así, se reducen los riesgos de volver a repetir un agujero económico mayúsculo, como el generado durante la 33ª edición.
Hay que tener en cuenta que los ingresos previstos por la venta de abonos y entradas individuales ya se ha invertido en la conformación de la programación, por lo que si no se alcanzan las cifras previstas inicialmente, salvo que se reduzcan los gastos, la generación de un déficit es automático.
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Si de antemano se era consciente de que la apuesta implicaba un riesgo enorme desde un punto de vista económico, ¿por qué siguió adelante con el experimento majorero? Las fuentes consultadas son muy claras. Fue una decisión política, gestada entre dos parlamentarios de Coalición Canaria (CC), Mario Cabrera, expresidente del Cabildo de Fuerteventura y gran valedor de la construcción del recinto capitalino, y David de la Hoz, amigo personal y padrino de Nino Díaz, coordinador del Festival en la turbulenta pasada edición y diseñador de casi toda la programación que se desarrollará a partir del próximo jueves.
La existencia de tres sedes principales para esta 34ª edición explica que el presupuesto para esta nueva entrega apenas se haya reducido en 114.888 euros con respecto a la pasada edición, a pesar de que el número total de conciertos ha pasado de 88 en la 33ª edición a los 31 que se desarrollarán en los próximos días.
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Los gastos logísticos han crecido con esta apuesta. Se han sumado tres traslados interinsular y nuevos gastos de alojamiento, en plena temporada alta turística, para cinco formaciones con un gran número de integrantes.
Hasta ahora, en las islas no capitalinas se había optado por programar orquestas de cámara, cuartetos, tríos o dúos, lo que se presuponía más razonable a tenor de la cantidad de espectadores que el Festival de Música de Canarias moviliza en estos enclaves y los ingresos que se generan por taquilla.
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