Urgente Lluvia de premios en Canarias: el Sorteo Extraordinario de la Constitución de la Lotería Nacional reparte el primer y segundo premio por las islas

Dos apuntes para cerrar la semana

Jueves, 16 de julio 2020, 14:20

Lecciones tras el fuego. A medida que vayan pasando los días, habrá que ir sacando algunas conclusiones de lo ocurrido en el incendio de Gran Canaria. Ayer llegó el mazazo de la muerte de una mujer residente en San Mateo y, evidentemente, la prioridad son las vidas humanas.

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Cuando ocurre una tragedia así, estar al lado de los suyos y, en general, de todos los que pudieron verse en trance similar y por suerte aún lo pueden contar. Entre los elementos para la reflexión está lo ocurrido en el Parador de la Cruz de Tejeda, con unos daños muy por encima de lo inicialmente anunciado -es más, se llegó a decir que el inmueble había queda indemne-. Los que conocen el inmueble saben que está en un enclave de una belleza extraordinaria, con un mar de pinos a sus pies... Y ese ha sido precisamente el problema. Alguien debió caer en la cuenta de que la proximidad de los árboles, y sobre todo si hay un manto de pinocha, se convierte en un riesgo añadido. Ahora que llegan los expertos para evaluar los daños, a ver si se aprende de lo ocurrido y se ponen medidas que minimicen el riesgo.

Cataluña se . Asumido ya que los tiempos del seny catalán pasaron a mejor vida, lo que costaba imaginar es lo visto esta semana en Barcelona, con esa horda de jóvenes -en su mayoría- bloqueando a agentes de la Guardia Civil, saltando sobre sus coches y convirtiéndolos literalmente en un estercolero. Son episodios más propios de los años de la kale borroka, cuando cualquier concentración en el País Vasco derivaba en la quema de contenedores o guaguas, destrozos en cajeros automáticos y, por supuesto, pintadas amenazantes para quienes eran identificados como representantes del Estado o de eso que, eufemísticamente, desde los medios de comunicación llamamos «Madrid». Ahora se han roto las barreras del respeto y se ha retrocedido bastantes años, volviendo a esa etapa que parecía felizmente archivada en el baúl de los recuerdos -o de los olvidos-. Y lo preocupante es que sean los más jóvenes los protagonistas de esos episodios, pues duele ver a quienes no pasan de los 25 años interpretando de una manera muy peculiar el sentido de la democracia, esa que tanto costó ganar a sus padres. Como también duele que adopten formas de protesta que conectan claramente con otros episodios no tan lejanos de la historia europea. Quizás al final el problema, además de la falta de diálogo político entre unos y otros en su justo momento, sea ese: la ignorancia de lo duro que fue el pasado y lo mucho que costó conseguir lo que tenemos.

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