Morbo en La Romareda con el regreso de Apoño y Aranda

Apoño y Aranda. Aranda y Apoño. A ninguno de los dos les deja indiferentes el compromiso que asoma en el horizonte, la visita a La Romareda. Con pasado común en el Real Zaragoza, por Aragón guardan mal recuerdo de la estancia de ambos en la entidad maña. Salieron por la puerta de atrás del club y dejaron para el recuerdo algunos incidentes que ahora recobran vigencia por sus regresos a un estadio en el que despiertan asperezas. «Nadie duda de la calidad que tienen. Apoño realizó grandísimos partidos en Primera y fue vital para la salvación del Real Zaragoza en el año 2011-2012. Y Aranda, cuando las lesiones le respetaron, también brilló. Pero van a ser recibidos con pitos por parte de la afición. No tuvieron un buen final en el Zaragoza y quedaron, en cierta manera, marcados», recuerda Santiago Valero, redactor del Periódico de Aragón y especializado en la información del club.

El caso de Apoño arroja numerosos altercados en el año y medio de militancia. Llegó en Navidad de 2012 cuando estaba apartado en el Málaga y como petición expresa del técnico Manolo Jiménez. Su gran rendimiento en seis meses le valió una renovación por tres años, a razón de casi un millón de euros y que nunca cumpliría. Saldría en agosto de 2013 por el descenso del Zaragoza a Segunda. Su serial conflictivo en este año y medio abarca seguidores y hasta empleados del club.

Con la afición protagonizó dos altercados sonados: el primero, al enfrentarse a unos miembros de Atades, colectivo de discapacitados, durante un entrenamiento. Apoño amenazó a uno de los espectadores («como vaya le voy a dar un guantazo a alguien», dijo supuestamente) después de que le invitaran a levantarse del suelo tras la entrada de un compañero. Luego se negó a participar en la firma de autógrafos con sus compañeros. Tanto eco tuvo este comportamiento que Apoño se vio obligado a pedir disculpas en un video emitido por la web del club. Entonces, dijo que no sabía que se había dirigido a discapacitados y se mostró arrepentido de su reacción.

Menos justificable fue lo del verano pasado. Cuando ya estaba descartado y se ejercitaba a las órdenes de Paco Herrera, respondió con una peineta a los seguidores que le estaban insultando. Un amigo suyo, presente en la Ciudad Deportiva, llegó a las manos con los que le increpaban y el mismo Apoño trató de salvar la distancia con las gradas para participar de la pelea. Movilla, capitán del equipo, se interpuso para evitar males mayores. Además, antes fue sonada una anécdota suya mientras veía al filial del Zaragoza en el que jugaba su hermano Juanillo. Disconforme con lo que hacía el entrenador, le insultó y hasta invitó a Juanillo a que dejara el campo.

Aranda apenas estuvo un año en la disciplina maña. Aterrizó a la vez que Apoño y se fue en enero de 2013 tras forzar al máximo para irse al Granada. En este periplo, fue acusado varias veces de no cuidarse. Luego Aranda diría que se equivocó en su salida.

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