Canarios en Bruselas : "Estamos todos horrorizados"
Los cinco técnicos que este martes trabajaban en la Delegación del Gobierno de Canarias en Bruselas vivieron "aterrorizados" los atentados que sacudieron de nuevo a Europa. Cuando se sucedieron los ataques, a primera hora de la mañana, estaban todos de camino o acababan de llegar a las oficinas de la representación isleña ubicadas en la Avenue Livingstone, en el barrio de las instituciones europeas de la capital.
Publicidad
Tres de ellos, de hecho, volvieron a nacer: Begoña Iglesias, la secretaria de José Miguel Luengo, el delegado de la oficina canaria, salió del metro atacado por los terroristas apenas 20 minutos antes de que, en torno a las 9.30 horas, se produjera la tercera explosión en la estación de metro de Maelbeek, una de cuyas bocas se sitúa "a apenas 100 metros" de la sede del organismo canario.
Otros dos técnicos del organismo canario se vieron sorprendidos cuando los militares les impidieron acceder al subterráneo que les lleva habitualmente hasta su puesto de trabajo, tras la deflagración que provocó, minutos antes, víctimas mortales, en los mismos vagones en los que ellos se disponían a viajar.
Álvaro González, uno de los funcionarios destinados allí, relataba a este periódico que se enteró por la radio del coche, de camino al trabajo, de las dos primeras explosiones en el aeropuerto, en torno a las 8.00 horas:
"Tenía graves sospechas de que podía deberse a un atentado terrorista, pero en ese momento nadie podía descartar nada". Minutos después, y ya en el interior del edificio, él mismo y sus cuatro compañeros comenzaron a ser conscientes del terrible alcance de los ataques.
Publicidad
Fueron momentos de "mucha tensión" que se tornaron en "pánico" cuando desde las ventanas del edificio fueron testigos directos, "de la estampida de gente por la calle, de cómo los conductores paraban sus vehículos y los abandonaban corriendo en busca de un refugio". Y posteriormente, de cómo los cuerpos de seguridad, policías y militares fuertemente armados, fijaban posiciones en las zonas aledañas y creaban un perímetro de seguridad.
Asistieron atónitos a la evacuaban los edificios administrativos de la Comisión Europea que se levantan precisamente encima de los túneles del metro objetivo de los radicales, sin saber exactamente qué hacer.
Publicidad
"Aunque no escuchamos la deflagración, porque se produjo en el subsuelo, hemos vivido todo esto aterrorizados, con miedo, y dolor por las víctimas", relataba Álvaro por teléfono, apenas dos horas después de los ataques. A esas alturas de la mañana, todos habían conseguido ponerse en contacto de alguna manera u otra con los familiares con los que viven en la capital belga.
Elena Ramos, contratada temporalmente por el Gobierno de Canarias para desarrollar un proyecto relacionado con el sector agrícola, tampoco descansó hasta que comprobó que su marido y sus dos hijos se encontraban a salvo. La más pequeña permaneció en el colegio toda la mañana los centros educativos se cerraron a cal y canto y su otro hijo todavía estaba con su padre cuando sucedió todo.
Publicidad
Elena, Álvaro y los otros tres compañeros permanecieron horas pegados a Internet y a las noticias sobre lo que estaba sucediendo a apenas unos metros de donde permanecían: "El transporte público está suspendido, y tampoco sabemos hacia dónde podemos ir, con lo cual no nos queda otra que esperar a que las autoridades nos informen de lo que debemos hacer", explicaba Ramos. Pero nunca se sintieron del todo solos. A lo largo de la dramática mañana recibieron numerosas llamadas interesándose por su situación, incluida la del presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo.
Elena, ya algo más tranquila, relataba que nunca podría olvidar la escena dantesca que se desarrolló ante sus ojos: "Vimos a mucha gente en la calle desorientada, y algunas personas como en estado de shock, muy nerviosas, sentadas en las aceras, que iban siendo atendidas por los servicios de emergencia. Ha sido terrible, pero estamos bien". Finalmente, pudieron salir del edificio donde permanecieron toda la mañana sobre las 13.30 horas para volver junto a su familia, al igual que los 43 canarios que residen en el centro de Bruselas.
Regístrate de forma gratuita
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión