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154 rosas blancas

154 rosas blancas. 154 seres queridos que desaparecieron en un accidente de avión hace ya en un año pero no se han marchado de los corazones de quieres les querían y les quieren. Poemas y música fueron el sencillo y sentido homenaje bajo el sol de Las Canteras.

Lunes, 20 de julio 2020, 08:11

Muchos se reencontraron en el Paseo de Las Canteras después de un año sin contacto. Sin embargo, el tiempo no había pasado, parecía que era ayer cuando se conocían en medio de la desgracia. Abrazos y lágrimas de mutuo consuelo se repartieron minutos antes de comenzar el sencillo homenaje a las víctimas del accidente de vuelo JK 5022 de la compañía Spanair.Margarita Henríquez fue la encargada de abrir el acto que contó con la presencias de varias autoridades representando a las administraciones públicas. Beatriz Corredor, ministra de Vivienda; Carolina Darias, delegada del Gobierno; Domingo Berriel, consejero regional de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio; José Miguel Pérez, presidente del Cabildo de Gran Canaria; Inmaculada Medina, alcadesa en funciones de la capital; María del Mar Julios, vicepresidenta del Parlamento de Canarias y que, por cierto, llegó tarde. Además de otras personalidades como Pepa Luzardo, líder de la oposición en el Ayuntamiento capitalino, o Concepción de Vega, jefa superior de Policía.Henríquez quiso agradecer a la sociedad canaria su entrega, apoyo y su cariño y les pidió que «no los olviden nunca». Tras estas palabras se realizó un minuto de silencio.Una familiar de Javier Núñez, que falleció junto a su esposa de 19 años, su hijo de tres meses, su hermana y un amigo de ésta, leyó una carta dedicada a todas las madres que habían perdido a un hijo. En ella, exigían justicia para «que nadie sufra como ustedes porque estas cosas no deben suceder».A continuación, se descubrió la placa con la frase «En un lugar... siempre en nuestros corazones», en inglés, francés y castellano en el lugar donde el próximo año se erigirá una escultura en memoria de las víctimas.Francisca León, madre de Mónica Dieppa, fue la encargada de leer un poema en nombre de todos los afectados. La música del violonchelo, Saravanda Suite I y V de Bach, emocionó a todos los asistentes. Uno de ellos incluso quiso decir un breve poema antes de finalizar el acto.Los familiares recogieron una rosa por cada víctima y tiraron al océano las flores de aquellos que no pudieron asistir al acto. Después sólo quedó la despedida y la indignación.«Lo peor es el silencio, no saber nada y que le echen la culpa a dos personas que han muerto». Así resumía Paqui Tacoronte este largo año sin su hijo David cuya foto cuelga de su cuello, «lo estamos pasando muy mal», añadía, «queremos justicia».

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