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Sin presión pero con dignidad

La derrota ante el Eibar exige una reacción inmediata. Competir y honrar el escudo suponen parámetros innegociables esta noche en Mestalla.

Ignacio S. Acedo y Valencia

Jueves, 16 de julio 2020, 19:36

Con Paco Jémez se acabó el excusario. Estando de acuerdo en que la prioridad va con la permanencia y que este torneo desgasta más que ayuda, el entrenador llamado a levantar al equipo se toma cada compromiso como una oportunidad y quiere que sus muchachos hagan lo mismo. No admitirá desertores y todos los saben. Elegirá once probablemente administrando esfuerzos, pero ahí tampoco busquen escondites. El que salga debe aparecer, dejarse la vida en el ruedo y justificar su plaza. Se anuncia el debut de Jairo, una de las atracciones, el regreso de Gálvez, llamado a ser importante y que dejó buenas señas en su estreno, puede que Halilovic se asome al fin luego de tres meses y medio sin aparecer, Toledo va en crecida, no se descarta bola para el capitán David García... Hay mimbres para armar un once fiable y que le discuta al Valencia la emoción del desenlace. No se carga con más obligaciones que intentarlo y tampoco se harán dramas en caso de eliminación siempre y cuando se alcancen los mínimos referidos. Y ya puestos, si se pone a tiro, soñar. Pero lo primero es recuperar la identidad, ser reconocibles, proyectarse hacia lo que viene. Hay mucho que ganar, pero también bastante que perder si no se plasman cambios y mejorías.

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El Valencia cargará con la presión. Por su territorio nadie se plantea rebeliones ni guiones alterados. Los pronósticos acompañan a un anfitrión en buena onda desde el verano y que, por si fuera poco, fía muchas de sus ilusiones a la Copa del Rey. Es candidato, por mucho que trate de disimularlo, y quiere blindarse a sustos. Marcelino dispone de una plantilla con lujos y cualquiera de sus diseños para medirse a la UD estará sembrado de peligros.

El resultado del Gran Canaria ni mucho menos supone una sentencia y valida cualquier sueño. Ahora bien, Las Palmas está obligada a hacer gol y ajustarse atrás. Lo primero no es ciencia compleja. Lo segundo, con el agujero incorregible que se arrastra atrás, ya invoca a los milagros. Las opciones, que las hay, pasan por contener al Valencia, evitar que se rompa el partido y pisar el área contraria. Parece de perogrullo, pero en lo sencillo está la fórmula y esta UD se ha habituado a vivir en el alambre, resugir en situaciones extremas y tensar situaciones al máximo. No le conviene el intercambio de golpes, tampoco que el partido se cocine al fuego de un rival que querrá ponerle pausas y límites. Nadie apuesta por la UD, son mayoría los que colocan ya en cuartos al Valencia, en Mestalla esperan una noche plácida y rutinaria. Le gusta a Jémez el decorado porque los suyos no vienen de teloneros y quieren demostrarlo. Queda por ver hasta dónde les alcanza la osadía.

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