Carmen Posadas: «Solo sé escribir, en el resto soy catastrófica»
La autora presenta en San Telmo su libro ‘La hija de Cayetana’, sobre la vida de una niña negra adoptada por la duquesa en el siglo XVIII. Una historia que le permite indagar en la esclavitud de la España de la época.
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— ¿Cómo tuvo conocimiento de la hija negra de Cayetana de Alba?
— Es una historia muy olvidada. Aunque hay dos cuadros de Goya donde aparece. Estaba buscando algún tema o personaje histórico cuando una amiga me dijo: posiblemente te interesará saber que la Duquesa de Alba tenía una hija negra, Le dije: repite porque no te entendido muy bien. Resulta que a la duquesa le regalaron una niñita esclava, esa era la costumbre en el siglo XVII. Se regalaban como quien le regala muñeca o un juguete. Cuando se cansaban del juguete, las mandaban a la cocina. Pero la duquesa se encariñó de tal modo que la adoptó y, al morir, le dejó una herencia considerable.
— Se formaría un escándalo en la sociedad de la época.
— Fue una provocación. Era una mujer muy decidida, que pertenecía a la única estirpe de mujeres realmente libres hasta bien entrado el siglo XX, cuando las mujeres hemos podido ganarnos la vida y ser dueñas de nuestro destino. En esa época, solo eran independientes las mujeres muy ricas o poderosas y tenían que serlo a título personal. Fue una mujer muy libre y lo demostró hasta el punto de pasearse con una niñita negra.
— ¿Cómo se ha documentado?
— Quería que la gente aprendiera un poco de historia de forma amena y divertida. Todo lo que se cuenta en el libro es verdad, pero a base de anécdotas curiosas.
— ¿Fue difícil documentar el esclavismo en la España del siglo XVIII?
— Es una historia casi desconocida. No solo había esclavos en las colonias, también había en España. Hay muy poca documentación y tuve mucha dificultades para encontrar información sobre el tema.
— ¿La duquesa tuvo un amorío con Goya?
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— La duquesa tuvo relación con Goya. Sobre ese aspecto, todo lo que se cuenta en la novela es verdad. No caí en la gran tentación de inventarme la historia. No he querido caer en eso. Quise contar lo que se sabe de lo sucedido, aclarar todo lo que se cuenta sobre si Goya y la duquesa fueron o no amantes, si es la maja desnuda o no... No lo voy a contar para no destripar la novela.
— ¿Qué fue de aquella niña negra?
— Esa es la parte más misteriosa de la novela. Tuvo una herencia considerable. La duquesa murió joven, a los 40 años. A la niña se le pierde la pista desde ese momento. No hay rastro de ella en Madrid. Pensé; a lo mejor se metió a monja, tampoco. La gente estudiosa de la esclavitud me dijo que una niña negra con mucho dinero en esa época lo hubiera pasado mal. Podría haber vuelto a Cuba. Un historiador cubano me dijo que investigaría el asunto.
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— Recibió el Premio Iberoamericano de Periodismo Rey de España 2017 por , una defensa del idioma como lengua franca para el disfrute de la vida. ¿Le preocupa la deriva del español?
— La lengua es un elemento vivo y está cambiando permanentemente. Por lo general, se vulgariza. Dentro de poco, todos los anglicismos serán habituales. Hay que acostumbrarse y no echarse las manos a la cabeza. La lengua no pertenece a los académicos ni a los intelectuales sino a los que lo hablan. Hay que intentar que no se vulgarice demasiado.
— ¿Qué le impulsa a escribir?
— Lo empecé haciendo porque era muy tímida y nadie me hacía caso. De pequeña escribí un largo y lacrimógeno diario. En realidad, es lo único que sé hacer, en el resto soy una catástrofe.
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— Inma Chacón dice que la crítica discrimina a las autoras que abordan temas femeninos, ¿qué opina?
— Sí, muchas veces pasa, pero no importa. Me encanta demostrar a la gente que está confundida y equivocada. Las mujeres siempre somos sospechosas de algo. Si tenemos éxito, dicen que no tenemos mérito. Dicen: lo ha conseguido por guapa o por sus malas artes, pero el tiempo pone a cada uno en su lugar. Al final se sabe quién es quién.
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