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Una multitud venera al almendro en flor

Tejeda celebra el día grande de sus fiestas con miles de personas llegadas de todos los rincones de la isla, que no han querido perderse una celebración que cumple 48 años convertida en una muestra de la cultura y de las tradiciones canarias. Numerosos colectivos le dan vida y ponen su cuota de sabiduría elaborando platos típicos

Jueves, 16 de julio 2020, 17:26

Visitantes de Guía, Moya, Arucas, La Aldea, Telde, Valsequillo, Valleseco, Maspalomas, Mogán...en definitiva gente de toda la isla, pero también numerosos turistas extranjeros acudieron ayer a Tejeda para compartir y celebrar, en un jornada despejada, con mucho sol, pero ventosa y fresca, el día central de las fiestas de Almendro en Flor, un evento que este año ha cumplido con éxito su 48ª edición.

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La renovada calle Domingo Hernández Guerra, convertida en epicentro de todas las actividades, comenzó a llenarse de sonidos, risas y saludos de amigos y familiares desde primeras horas de la mañana. Muchos de los que llegaron de otros municipios madrugaron más de la cuenta ayer para encontrar donde aparcar el vehículo sin dificultades y cerca del corazón del jolgorio.

El Ayuntamiento de Tejeda para organizar la movilidad de los visitantes cerró la carretera GC-60 a la altura del acceso al Roque Bentayga con objeto de darle un sentido único norte-sur, no permitir atascos y conseguir un mayor número de aparcamientos. Esto hizo que solo se pudiese entrar al casco histórico desde la carretera de Artenara o San Mateo. Todos los espacios habilitados para aparcar se quedaron pequeños y hubo quienes tuvieron que dejar los coches a unos cuatro kilómetros del centro. La caminata vino bien a algunos para contrarrestar el aire frío que soplaba desde lo alto el Roque Nublo y que obligaba a llevar encima un buen abrigo para protegerse.

Condumios. Ya en el corazón de la fiesta, el olor al chocolate caliente y al arroz con leche que se desprendía de ciertos ventorrillos no dejada a nadie indiferente e invitaba a calentar el cuerpo por dentro. Pero la oferta gastronómica era mucho más amplia, completa y tradicional. Desde los dulces típicos de almendras, característicos de Tejeda, hasta otros pura invención de los lugareños, se convirtieron en un singular atractivo para disfrutar en familia o con amigos.

Así, el más curioso y atractivo de los condumios elaborados para agasajar al visitante fue la tajada de pan de papas acompañado de mermelada de naranjas y un buen trozo de queso de cabra semicurado. María Claudina, la responsable del puesto de venta El Chorrillo, es una habitual de las fiestas y estaba más que contenta con las ventas. A un euro por ración de pan, mermelada y queso, la gente no paraba de pedirlo. «El secreto de que la mermelada guste tanto es porque no le echamos todo el azúcar que lleva, y la hacemos agregándole trocitos muy finos de su cáscara, lo cual le aporta un sabor especial», indica.

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Otros para atender a su apetito optaron por potaje, quesos, panes, galletas, miel, queques y dulces, o un vaso de vino, mientras se deleitaban con la música de algunas de ocho agrupaciones folclóricas.

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