Del ‘toraco’ al boliche, al son del folclore
Los teldenses se echaron a la calle para vivir el día grande de sus fiestas. Desde visitar la feria de ganado a jugar al garrote o saltar en un castillo hinchable, la jornadarespondió a los gustos de los compradores de artesanía, los amantes del deporte o los aficionados a la música canaria. La oferta de diversión fue múltiple.
Blanca E. Oliver / Telde
Jueves, 16 de julio 2020, 18:05
Tradición, diversión, deporte, música, artesanía, ganado, fuego, artificio, juegos... y mucho más. Pero, sobre todo, una respuesta de lo vecinos que hizo que la jornada en la que se celebraba el día grande de las fiestas de San Juan, se convirtiera en un auténtico éxito de participación.
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Chicos y grandes, agrupados en familias al completo o en parejas o en grupos de jóvenes o de menos jóvenes se acercaron con ganas de diversión a los distintos espacios en los que se desarrollaron los actos que programó la Concejalía de Festejos para conmemorar el día de San Juan Bautista, el patrón.
La jornada amaneció resacosa en la cabeza y el cuerpo de muchos de los teldenses que, horas antes, habían vivido una noche de sábado y una madrugada de domingo en las que las hogueras y los fuegos de artificio jugaron el papel de líderes indiscutibles.
Sin embargo, eso no impidió que un gran número de ciudadanos se echara a la calle para disfrutar de todas las actividades que les ofrecía el día grande.
Así, a las nueve de la mañana, ya eran muchos los que llegaban al recinto ferial La Hoya, para contemplar a los imponentes toracos que, tranquilos tras las cuerdas que les separaban de los humanos, contemplaban a los niños que señalaban a sus cuernos.
«Papá... ¿y estos toros tan grandes son peligroso?», decía Saúl, con ojos como platos y manteniendo las distancias con el animal que le sacaba bastantes palmos. «No. ¿No ves lo tranquilos que están?», le contestaba su padre, poniéndole una mano en el hombro.
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Y así, uno tras otro, entre toracos, vacas frisonas, ovejas y corderos, cabras y cabritos, y un pequeño grupo de burros y ponis, los vecinos deambulaban, casi todos observando y los más pequeños que, como siempre, fueron los más atrevidos, acariciando a los animales.
Deportes y juegos. Y, mientras tanto, en la Plaza de San Juan, ya desde las 10, otros muchos se dedicaban a hacer deporte y a entretenerse con distintos juegos tradicionales de la cultura canaria.
Así, algunos se decantaban por el boliche y otros por el trombo, sin dejar de lado el tablero o la trova.
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A las 11, llegó la hora de jugar al garrote y de que se abrieran los puestos de artesanía, en donde se podían comprar desde bolsas de tela y bisutería, hasta pulseras y piezas de ganchillo.
Y mientras las madres curioseaban por esos puestos, los hijos saltaban en la fiesta infantil, en los talleres y en los castillos hinchables.
Pero en el mismo espacio y a la misma hora, no faltó la música, que esta vez trajo desde el municipio tinerfeño de La Laguna, la agrupación folclórica Ariferint.
En definitiva, fue una jornada de domingo completa, que se cerró con un broche de oro, con el concierto que ofreció en la misma plaza, ya a las 20.30 horas de la noche, el grupo La Trova.
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