Rebrotan los pinos afectados por los últimos incendios
A dos meses de cumplirse un año de los dos incendios forestales que arrasaron la cumbre de Gran Canaria los pinos canarios empiezan a dar ya señales más que positivas con los primeros rebrotes. El verde va poco a poco ganando posiciones en zonas como Tamadaba Tejeda o Valleseco. Signos de la fortaleza innata del pino canario.
A poco más de dos meses de cumplirse el primer aniversario de los intensos y voraces incendios forestales de Artenara y Valleseco, que mantuvieron a la isla con el corazón encogido viendo como las llamas avanzaban sin control por las cumbres y medianías de la isla, ya se empiezan a ver las primeras señales de que la vida se abre paso en las zonas arrasadas. Los pinos canarios están ya rebrotando, como atestigua la imagen compartida este domingo por el Cabildo de Gran Canaria en su perfil de Twitter, dejando clara la fortaleza del pino canario. Su gruesa corteza es uno de sus secretos para sobrevivir a las llamas y, menos de un año después, ir cambiando su negra capa por el verde intenso que le caracteriza. Sin duda, una noticia más que positiva cuando toda la atención sigue centrada en la lucha contra la pandemia del coronavirus.
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Los brotes verdes están tomando poco a poco posiciones en amplias zonas afectadas por los dos incendios forestales como son el Pinar de Tamabada, Tejeda o Valleseco.
El primero de los dos incendios forestales del pasado verano en Gran Canaria, se inició el 10 de agosto en Artenara por la chispa de una radial y conllevó a la detención de un hombre como presunto autor del incendio por una imprudencia al estar utilizando maquinaria de soldadura en una vivienda ubicada en las inmediaciones de la carretera GC-21, a la altura del Cruce de las Peñas, en un terreno abierto y monte bajo. Este incendio afectó a cerca de 2.000 hectáreas.
Días después, el sábado 17 de agosto se declaraba en el barranco de la Virgen, en Valleseco el segundo incendio forestal del pasado verano, y el más virulento y dañino. Un incendio que no se daría por controlado hasta el 26 de agosto tras provocar el desalojo de miles de vecinos y tras afectar a más de 9.000 hectáreas, entre ellas zonas de alto valor ecológico.
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