Cinco misterios canarios sin resolver

Fantasmas, antiguos lugares rituales aborígenes convertidos en zonas de bruja, luces misteriosas o casas encantadas forman un rico patrimonio popular que abarca todas las islas. Algunos misterios han pasado de generación en generación y otros tienen apenas una decena de años de vida, pero lo cierto es que Canarias no deja de ser un territorio mágico que historiadores y periodistas –como José Gregorio González que cuenta con su Guía Mágica de Canarias–han intentado desgranar. Estos son solo cinco de ellos:

En el pequeño núcleo rural de Tacande, en el municipio de El Paso en la isla de La Palma, fue protagonista de uno de los primeros fenómenos paranormales documentados de España. En 1628, los habitantes de la casa comenzaron a oír una voz que procedía de la nada durante casi 90 días y que se identificó como Ana González, un familiar que había muerto de parto. La propia Inquisición envió a un sacerdote a investigar el caso e incluso se llegaron a documentar conversaciones con esta supuesta alma atormentada. Lamentablemente, el edificio sufrió hace pocos años un incendio, aunque el ayuntamiento municipal pretende restaurarlo.

Las denominadas ‘luces populares’ (o ‘hachos’ en la tradición canaria) son un fenómeno frecuente en el folclore mágico de las islas. Unas luces inexplicadas y con un comportamiento aparentemente inteligente que a lo largo del tiempo se han asociado a manifestaciones divinas, hadas o almas en pena. Uno de los casos más famosos es la luz de Mafasca, en Fuerteventura, cuyas manifestaciones solían concentrarse entre los municipios de Betancuria y Antigua.

La leyenda apunta a dos antiguos esclavos que, tras huir de su ama en una noche de tormenta, se toparon con un carnero. Habrientos y fatigados se dispusieron a buscar leña para asarlo y encontraron una vieja cruz de madera que arrancaron sin remordimientos. Las llamas la consumieron y de entre las cenizas surgió una inquietante luz que, dicen, ha acompañado a algún viajero por los senderos solitarios de la isla.

El 22 de junio de 1976, el médico guiense Francisco Julio Padrón de León, fallecido en 2014, fue testigo de un fenómeno al oeste de Canarias, en pleno Océano Atlántico, que acabó convirtiéndose en uno de los casos más mediáticos de la época y no sólo a nivel local. Aquella noche, de camino en taxi a visitar a una enferma al barrio de Las Rosas, en Gáldar, presenció un gran punto luminoso de tonalidad cambiante que se expandía y terminó por desaparecer.

El caso fue desclasificado por el Ejército del Aire, y aunque algunos apuntaron a que se trataba de lanzamientos de misiles balísticos y pruebas espaciales realizadas a pocos kilómetros de la costa, nunca se llegó afirmar.

Al suroeste de Tenerife se encuentran estas pirámides de piedra de lava con una forma de escalera que se estima fueron construidas hace unos 7.000 años. La misma época en que pudieron erigirse las pirámides de Egipto, México o Perú, pero quién las hizo, cómo y por qué es un misterio que ningún historiador ha sabido descifrar.

La hipótesis más extendida apunta a que se trata de simples apilamientos agrícolas donde se pretendía limpiar terrenos volcánicos, pero entonces no se había extendido la agricultura y su orientación astronómica parece revelar teorías más complejas. La más popular afirma que se trata de construcciones inspiradas por los egipcios en sus escalas durante sus supuestos viajes hacia el continente americano, pero una excavación en el centro de las pirámides donde se pretendían encontrar al menos momias guanches, también invalidó esta afirmación.

San Borondón ha sido divisada por muchos, cartografiada y fotografiada. Incluso hay quien asegura haber estado en ella pese a que nunca se ha demostrado su existencia. La enigmática isla, supuestamente situada a poca distancia de El Hierro aparece y desaparece a su antojo desde el irlandés San Brendan contó en el año 516 que había llegado a una exuberante isla de arena negra donde el sol nunca se ponía y los árboles producían abundantes frutos. Durante mucho tiempo se creyó que la isla era el Paraíso y muchos marineros aseguraron haber desembarcado en ella trayendo de vuelta historias increíbles. La última expedición a la isla, seducido por su leyenda, fue en 1721 al mando de Gaspar Domínguez, sin éxito.

Los expertos dicen que el fenómeno tiene que ver con un fenómeno de refracción de la luz en la superficie del mar. Sería el único misterio con una supuesta explicación científica, pero nosotros seguimos prefiriendo la magia.