Juan José Manzano es enfermero y trabajaba en La Candelaria. C7

«Tengo la vida de una persona de 80 años, pero con 54»

Juan José Manzano lleva 20 meses de baja por covid persistente. Se infectó en marzo de 2020, «fui de los primeros en caer», dice, y aún padece las secuelas

Luisa del Rosario

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 6 de noviembre 2021

Un año y ocho meses después de que se iniciara la pandemia la covid-19 sigue muy presente en la vida de Juan José Manzano (54 años), un enfermero valenciano afincado en Tenerife desde hace años. Manzano fue «de los primeros en caer» enfermo, justo cuando el SARS-CoV-2 obligó al país a confinarse, pero las secuelas de la enfermedad le acompañan 20 meses después marcando su vida diaria. De hecho, explica, lleva «la vida de una persona de 80 años, pero tengo 54». La gente con la edad va «cogiendo achaques poco a poco», pero él dice, lo está sufriendo «de golpe». Es el llamado covid persistente, una dolencia que puede englobar más de 200 síntomas diferentes y que se estima que en España padecen al menos 400.000 personas.

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«Sé que pillé el covid en el hospital. Unos diez días antes de enfermar un compañero vino a trabajar y dijo que estaba muy mal, que el fin de semana lo había pasado fatal. A los 10 días empecé a ponerme malo. Al final tuve que ir a urgencias y envié un WhatsApp (al hospital) explicando que era positivo en covid. La gente se echó las manos a la cabeza. Al compañero no le habían hecho la prueba porque no reunía los criterios. Después hicieron un cribado y al compañero le salió como que ya lo había pasado. Él lo tuvo que coger en febrero porque yo lo cogí a principios de marzo, y desde entonces estoy de baja».

Manzano ahora está «pendiente» de pasar por un tribunal médico. De ello dependerá que le den la incapacidad laboral o el alta para trabajar. En el segundo caso, advierte, necesitaría que le adaptaran su puesto de trabajo. «Ahora mismo no estoy para trabajar», asegura.

Este enfermero de La Candelaria pasó la covid-19 en su casa de La Laguna. Un piso de 60 metros cuadrados en el que vive con su mujer. «No tenía disnea y ni siquiera llegue a 38 grados de fiebre. Primero es que me sorprendí de tenerlo», asegura. Sin embargo llegó a estar 10 días ingresado por una neumonía bilateral. Después del alta hospitalaria volvió a su casa donde tuvo que estar otros 15 días aislado. «Cuando empecé a salir estaba débil y lo achaque a que había pasado una neumonía y que había estado parado en casa y todo esto y te dices que ya cogerás fuerza. Pero va pasando el tiempo, 15 o 20 días, te ve el neumólogo, después te sale parestesia -irritación de los nervios que puede traducirse en hormigueo o adormecimiento. También perdida de sensibilidad- en las piernas, en las manos o en la boca y piensas que no es normal. Tienes taquicardia, hipertensión, se me cambia la voz, tengo niebla mental y cansancio. Ves que estás hecho unos zorros y va pasando el tiempo y no mejoras y eso no es normal», abunda.

Manzano narra que poco a poco se dio cuenta de que había «más gente» como él, que también tienen su «peregrinaje entre especialistas». A él lo han tratado en reumatología, en cardiología, en neurologia, en nefrología, en la unidad del dolor... y todo ello crea en el paciente una «sensación de incertidumbre» porque no sabes de qué es. «A toro pasado es de covid», afirma.

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Aún así, «hay gente que lo niega y gente que te dice que estás fingiendo. Habrá quien finja, pero los médicos que tienen contacto directo con la cantidad de pacientes que estamos en esta tesitura se dan cuenta de lo que hay pero no tienen la solución. Te dicen 'vosotros, los que habéis cogido el covid, nosotros estamos aprendiendo de vosotros. Tómate este medicamento' para ver cómo va».

En estos momentos Juan José Manzano no se queja de su capacidad respiratoria, ese aspecto «está bien», dice, pero sí padece un gran cansancio, lo que le afecta a su día a día. «Eso marca la convivencia con mi mujer, con los amigos... No puedo tener la vida que tenía antes. A partir de la 13.00 o las 13.30 empiezo a tener la astenia, el cansancio, y es me tengo que tumbar. Las veces que he salido han sido a casa de amigos muy íntimos y cerca de mi casa, sin salir de La Laguna, porque me dicen que ahí tengo la habitación para dormir».

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Manzano tampoco puede conducir, explica, tiene «una capsulitis» en un hombro «y eso le suele dar a gente con una infección respiratoria por virus».

Toda esta situación también le afecta al carácter, reconoce. «Me doy cuenta de que cuando hablo con gente que está como yo conectas. Te puedo explicar cómo me canso. Con los médicos lo mismo si se ponen en la piel de uno. Esto te cambia el carácter y si estás con dolor te vuelves egoísta. Tienes problemas en tu familia, con los amigos, en las relaciones y es mucho tiempo de incertidumbre».

Por este motivo Manzano va al centro de salud, a la consulta de psicología, una vez al trimestre, lamenta. «Tienes que ir a un psicólogo y fisioterapeuta privados, mucha gente lo está haciendo porque no le dan rehabilitación. Eso se tiene que hacer ya, no te pueden dar cita para dentro de seis meses», se queja. «Hoy me han dicho que me llamaran de neumología en abril del año que viene», añade.

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La incredulidad de algunas personas con respecto al covid persistente es otro de los temas que resalta Manzano. «Hay gente que no se lo cree y te toca un poco la moral. Yo he adelgazado 10 kilos y a lo mejor me ven y les parece que estoy bien, pero si estoy tomando un café o una cerveza con un amigo con un amigo en cualquier momento me tengo que ir, no es que me acabe la cerveza y me vaya, es que me tengo que ir porque no aguanto. Eso la gente no lo entiende. Hay que dar visibilidad a esto», apunta.

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