Cada vez hay más IA y violencia física en el acoso escolar, que ya alcanza al 12% de los alumnos
El ciberbullying se extiende por los colegios y un 15% de los profesores la ha enfrentado en el aula, sobre todo con niños de 11 años
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El acoso escolar crece en España. El 12,3% de los estudiantes encuestados en una investigación de las fundaciones Anar y Mutua Madrileña afirma ... que han presenciado o sufrido acoso escolar en alguna de sus modalidades. La que más se extiende es el ciberbullying, que «se ha multiplicado por dos», asegura Benjamín Ballesteros, director técnico de Fundación Anar. «Es preocupante, porque es insidioso y persigue a la víctima en cualquier rincón de su vida». Además el acoso puede durar más de un año en el 15,8% de los casos, meses en el 33% y semanas en la mitad de estas agresiones.
En este tipo de acoso entre menores irrumpe la nueva tecnología de la inteligencia artificial (IA), con capacidad para hacer «un daño enormemente lesivo», dice Ballesteros. En los casos registrados por el estudio realizado a través de cuestionarios a más de 8.700 menores y 355 profesores, el 54% consistía en vídeos falsos con imágenes o tramos de voz de la víctima, seguido por la suplantación de identidad y memes. La causa del auge de este fenómeno, que sucede sobre todo entre estudiantes de 11 y 12 años, está en que «se ha entregado un móvil a un niño cuando tiene 9 años y, tiempo después, el control parental se relaja», prosigue Ballesteros.
Los resultados del estudio arrojan que una víctima tarda una media de 13 meses en contar lo que está sucediendo y un 75% es sometida a diario. Hay cada vez más violencia física, como golpes o patadas (30%, ocho puntos más con respecto al año anterior) y más alumnos que dicen que los compañeros no hacen nada para ayudar al acosado (47%, cuatro puntos adicionales).
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«Es tremendamente alarmante», advierte Lorenzo Cooklin, director general de Fundación Mutua Madrileña. «La conclusión es que no hay un motivo específico que haga que un alumno sea acosado. Puede ser el que saca peores notas pero también el que saca las mejores». Por otro lado, la motivación para que se produzca la complicidad silenciosa de los que no participan pero tampoco hacen nada por evitarlo es «el miedo a ser ellos también víctimas de ese acoso», indica Cooklin. «Nosotros insistimos en que no hace falta unirse y darle una paliza al que hace bullying. Pero hay otras vías, como la denuncia a los profesores o los padres».
Profesores y testigos
Los datos del ‘VII informe sobre el acoso escolar. La opinión de los/as estudiantes’, presentado este jueves en Madrid, indican que hay entre uno y dos casos de acoso escolar por cada clase de 25 a 30 alumnos. Y cada vez más profesores se atreven a reconocer que han sido testigos de esta clase temprana de violencia: el 15% sí lo ha visto en clase. «Es importante que sean los propios alumnos quienes transmitan al profesorado lo que está ocurriendo», dice Ballesteros.
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Ahora bien, entre las dificultades para arrostrar el acoso escolar, los maestros «encuentran dificultades, como la falta de recursos, sobre todo de tiempo porque tienen un currículo muy ajustado, con cada vez más obligaciones; la falta de formación y la falta de un protocolo claro».
¿Quiénes son los acosadores? «Los profesores siguen identificando que los acosadores son los más impulsivos, los que están más familiarizados con la violencia debido al entorno en que viven, los que tienen un liderazgo autoritario o padecen trastornos psicológicos. En esos rasgos de personalidad, descubren que muchas veces existen problemas de carácter familiar que también les afecta y les lleva a reproducir esas conductas. Sin embargo, hay que se conscientes de que se trata de un menor de edad y cuando detectemos que hay un agresor, hay que pensar que se puede intentar que cambie o que necesita un tratamiento psicológico».
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Estrés postraumático
Las consecuencias del acoso marcan también a los que no lo sufren directamente, pero son testigos de las agresiones en silencio. «Se produce un efecto claro en el acoso escolar, ya sea que implique o no agresión física, pero es grave y persistente: el miedo», dice Cooklin. «El temor, la ocultación, el no querer responder a pesar de saber que no están haciendo lo correcto, atenaza las personalidades e incide en cómo se comportarán conforme vayan creciendo. Al actuar menos proactivos ante la violencia, los hombres y mujeres del futuro podrían no reaccionar ante la injusticia y el dolor de los demás».
Confirma Ballesteros: «Hay un fenómeno muy claro que es el aprendizaje vicario, por imitación. Presenciar el acoso escolar sin actuar prepara para que, si vuelves a vivir algo así, actúes de esa forma. El trastorno de estrés postraumático no se vive solo en primera persona, porque presenciar la violencia a un compañero, como la guerra, puede causarlo».
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