Salud mental: La atención psicológica en el ámbito público
La salud mental sólo es tal en sociedad. Cada uno de nosotros como individuo, y como miembro del colectivo social, somos parte de la solución
Loreto Gamero Arias
Jueves, 7 de abril 2022, 01:00
Pareciera que hablar sobre salud mental es tendencia, pero la salud mental es mucho más que una moda. La salud mental constituye un derecho y una necesidad vital. No se puede entenderla salud sin tener en cuenta la salud mental. Resulta imprescindible para la persona hasta el punto de poder afirmar que: 'sin salud mental no hay salud'.
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La salud mental hace referencia a cómo una persona piensa, siente y actúa cuando hace frente a situaciones de la vida; hace referencia a cómo se ve a sí misma y cómo ve su vida y sus relaciones personales; hace referencia a cómo evalúa los cambios y los problemas, y cómo los afronta. Es un estado de equilibrio entre una persona y su entorno socio-cultural (SESPAS 2020).
De dónde venimos
Con la reforma psiquiátrica, que se inició en los años 80 y que se materializó el 25 de abril de 1986 cuando se aprobó la Ley General de Sanidad, comenzó la humanización de las personas con problemas de salud mental. En esa época se cerraron los psiquiátricos y se inició el trabajo desde un modelo de atención comunitaria, centrado principalmente en personas con trastorno mental grave. Desde entonces, el sufrimiento psíquico se aborda desde un modelo de tratamiento que pretende la integración de las personas en la comunidad. Esta forma de entender y tratar el sufrimiento psíquico supuso un punto de inflexión en la atención de la persona con problemas de salud mental.
La recuperación de la salud mental constituye un proceso individual y único, que debe integrar aspectos personales, familiares y sociales y por tanto debe darse en el seno de la comunidad. Además del alivio de los síntomas psicológicos, la persona con problemas de salud mental debe alcanzar la recuperación personal (restauración de la identidad) y la recuperación funcional, lo que implica la participación de la comunidad en la que está inmersa la persona. Por tanto, la salud mental no en un asunto exclusivo de los profesionales de la salud y nos compete a todos como colectivo social.
Situación actual, ¿crisis?
La actual situación de crisis ha visibilizado la importancia de la salud mental y las deficiencias en su atención dentro del sistema público de salud. Nuestra sociedad ha vivido cambios muy importantes en los últimos años, los cuales también se reflejan en el enfermar psíquico. Ha habido un importante aumento de la demanda de atención sanitaria de personas con sufrimiento psíquico, en especial cuadros de ansiedad y depresión que en su mayoría suelen ser de carácter psicosocial (problemas de relación, de duelo, de afrontamiento a situaciones estresantes, problemas socioeconómicos...). Si bien, esto contrasta con el enfoque actual de la prestación asistencial en el SNS, la cual es fundamentalmente biomédica y psicofarmacológica, con lo que se corre el riesgo demedicalizar demandas que parten de necesidades psicosociales y/o problemas importantes de la vida de las personas que no tienen su solución en el ámbito sanitario.
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Actuar en la promoción la salud y la prevención de la enfermedad en lo relativo a la salud mental implica, entre otras cosas, que los tratamientos psicológicos sean accesibles a la población.
El tratamiento psicológico está disponible en el SNS, pero su accesibilidad para la persona usuaria es mucho más baja de lo deseable. De hecho, ante un problema psicológico los/as pacientes deben muchas veces elegir entre un tratamiento farmacológico inmediato o enfrentarse a una lista de espera y a revisiones cada 1-2 meses aproximadamente.
Los trastornos mentales son muy frecuentes entre las demandas atendidas por los profesionales de Atención Primaria en su quehacer diario. Diversos estudios lo cuantifican entre el 20% y el 55% de la demanda total adulta y pediátrica. Por tanto, es evidente que los Centros de Salud de Atención Primaria son los primeros en atender este tipo de problemas y, sin embargo, no disponen de los recursos necesarios para ello.
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Las Unidades de Salud Mental Comunitarias se crearon en Canarias hace más de 20 años, y constituyen los dispositivos centrales de atención especializada a la salud mental. Prestan una atención integral a pacientes de su ámbito poblacional, en régimen ambulatorio y constan de un equipo de profesionales con una alta formación especializada.
Frente al entusiasmo derivado de la vocación, el deseo de hacer bien el trabajo y ofrecer tratamientos psicológicos eficaces, los profesionales de la psicología clínica que trabajamos en la red de salud pública nos encontramos en muchas ocasiones con la dificultad para poder llevar acabo tratamientos con la intensidad requerida debido al elevado número de personas que atendemos a diario en consulta. Por ello resulta imprescindible que se aumente de forma progresiva el número de psicólogos clínicos en el SNS.
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De cualquier manera, no debemos olvidar que la asistencia psicológica trasciende al ámbito estrictamente clínico y debe ser vehiculizada desde los diferentes campos aplicados de la psicología: servicios sociales, salud pública, educación, así como en el ámbito clínico (privado y público); con el apoyo de los colegios profesionales y las administraciones públicas.
Hacia el cambio
La situación actual nos brinda una posibilidad para el cambio. Se hace evidente que la reforma psiquiátrica, o mejor dicho la reforma de la Salud Mental hacia lo comunitario, debe continuar creciendo y evolucionando. Se requiere probablemente una revisión estructural del sistema sanitario reforzando la base del mismo (tanto Atención Primaria como las Unidades de Salud Mental) y enfatizar el papel activo de las personas usuarias en su proceso de recuperación, en consonancia con una atención centrada en la persona y su familia, y bajo el paradigma de la recuperación. Tanto desde el Colegio Oficial de la Psicología de las Palmas, como desde el Servicio Canario de Salud (Plan Estratégico de Salud Mental de Canarias 2019-2022), junto con la reciente Estrategia de Salud Mental 2022-2026 a nivel nacional, se está trabajando en líneas de actuación prioritarias en el ámbito salud mental de tal importancia como son: la prevención de conducta suicida, la atención de la población infanto-juvenil, y por supuesto el trastorno mental grave.
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¿Y si en lugar de hacer leña del árbol caído construimos algo más? Esta crisis sanitaria y social está sirviendo para poder hablar sin tapujos, o al menos con menos vergüenza, de problemas tan importantes como el suicidio y/o el sufrimiento psíquico. Tanto el hecho de poner en palabras, como el alejarnos de los tabúes y los estigmas, pero con rigor, sensibilidad y cuidado, nos hace una sociedad más sana y con mayor capacidad de crecimiento y resiliencia.
No olvidemos que todos somos agentes de cambio. La salud mental sólo es tal en sociedad. Cada uno de nosotros como individuo, y como miembro del colectivo social, somos parte de la solución. Mas allá de la atención sanitaria, dediquémonos a cuidar nuestros vínculos afectivos porque las relaciones interpersonales de calidad y la funcionalidad de la persona en el ámbito de lo social, constituyen potentes factores de protección para la enfermedad mental.
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Loreto Gamero Arias, Psicóloga Clínica del Servicio Canario de Salud. Vocal de la Comisión de Psicología Clínica del Colegio Oficial de la Psicología de las Palmas
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